Prólogo

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En una de las zonas mayor cotizadas de la ciudad, ya hacía un moreno de exactamente unos treinta y siete años acomodando sus cosas dispuesto a irse hasta su solitario hogar, el trabajo ese día había sido sumamente pesado, lo único que quería hacer...

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En una de las zonas mayor cotizadas de la ciudad, ya hacía un moreno de exactamente unos treinta y siete años acomodando sus cosas dispuesto a irse hasta su solitario hogar, el trabajo ese día había sido sumamente pesado, lo único que quería hacer en ese momento era descansar y dormir.

Mientras guardaba las cosas en su respectivo bolso, soltó un suspiro agotado al ver que unos de sus compañeros se le estaba acercando con una mirada en la que se reflejaba toda su curiosidad y morbo. Kakuzu solo lo miro con una expresión irreverente al mismo tiempo de que estaba dispuesto a salir de la oficina.

– Ahora no Sasori, necesito descansar. – Habló toscamente el mayor al ver cómo la pequeña figura de su amigo pelirrojo había bloqueado la puerta por completo. Ahora estaba entre la espalda y la pared.

– No te hagas el indiferente conmigo, ¿Cuándo vas a conseguir pareja?, Al paso que vas te vas a quedar solterón. – Le respondió con la misma determinación Sasori para después soltar una pequeña risa. Ciertamente, el moreno encontraba todo este escenario sumamente repulsivo; desde que su compañero había conseguido a su media naranja no había parado de insistirle en que tener una compañía después de mucho tiempo era algo maravilloso, pero Kakuzu pensaba de forma diferente.

– No me interesa estar con nadie ahora, ya deja de insistir. – La idea de tener una responsabilidad como lo era algún novio o novia se le resultaba abrumador, desde toda su vida siempre ha estado solo en ese sentido. En resumidas cuentas, el hecho de tener a alguien a su lado, compartir su dinero y su espacio personal se le hacía un completo desgaste mental.

– No Kakuzu, todos necesitamos compañía en algún punto de nuestras vidas. – Luego de que Sasori dijese esas palabras, pensó de forma casi inmediata en si mismo. Pensaba casi igual a su moreno compañero, hasta que conoció a cierto rubio que hizo que su sistema se colapsara de una forma simplemente espectacular. – Quieras o no, te ayudaré a conseguir una. –

El mayor, luego de varios segundos se resignó con un simple "Está bien" ante la exigencia del pelirrojo. Quería llegar a casa rápido para ducharse y dormir. No tenía tiempo para este tipo de estupideces.

– Bueno, según yo, las citas a ciegas son definitivamente el mejor método para conocer a alguien. Mi deber de ahora en adelante es conseguirte una buena persona en tu vida. – El pelirrojo había dejado de bloquear la puerta y el moreno solo pudo mirarle con irritación y fastidio. Esta sería su oportunidad para escapar.

– Si, si, lo que tú digas. Hasta mañana Sasori. – Le dijo indiferente y se fue con suma rapidez en dirección a su auto.

Una vez encendido el vehículo, Kakuzu se fue rumbo a su casa. Arrepintiéndose una y mil veces de aceptar el patético capricho del menor, suspiro con pesadez mientras escuchaba desde la radio como sonaban tiernas canciones de amor. Tal vez y no era tan mala idea después de todo, necesitaba abrirse de su zona de confort y experimentar, ¿No?

Una vez que llegó a su dulce hogar, se bajó del carro y tomó las llaves para abrir la puerta de entrada, llevándose la maravillosa sorpresa de que nadie le estaba esperando en ese lugar, sintió repentinamente una fuerte punzada en el pecho. No podía creer que se sentía así por cosas que se suponían eran rutinarias.

– Tal vez el enano tenga razón, está casa es demasiado grande para mí solo. –

Solo la luz de la noche era testigo de su situación mental, se había parado en frente de su ventana principal y había sacado una caja de cigarros y un mechero desde lo más profundo de sus bolsillos. Tomó una unidad del tabaco y se la llevó directamente a sus labios, encendió la pieza y se dispuso a ahogar todo su dolor con cada inhalación y exhalación

La sola idea de que Sasori le había prometido sacarle una cita a ciegas con alguien hacía que las mariposas en su estómago se devolvieran impacientes. Quería hacerlo, pero al mismo tiempo quería simplemente dejar todo así y seguir hundido en su pozo de soledad.

Un suspiro agotado había salido de todo su ser, está será una noche larga, vamos a ver qué le dice el menor el día de mañana.

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Holasss, aquí les traigo mi nuevo proyecto para celebrar el primer aniversario de "Deudas" y mi primera vez escribiendo aquí en wattapd. :3
Espero y les guste! ^^ nos vemosssss

- Fio

A CIEGAS | KakuhidanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora