Ser el hijo de santa era aburrido.
Era un trabajo totalmente tedioso que consistía en hacer juguetes todo el año, recibiendo cartas desde noviembre para que en Nochebuena su padre saliera en su trineo impulsado por sus renos mágicos sin dejar de sonreír en ningún momento de la velada.
Ni siquiera era visto y se llevaba todo el mérito.
Los duendes hacían el trabajo pesado leyendo las cartas, haciendo una planificación del inventario de sus juguetes, creándolos y empacándolos, criando a los renos y manteniéndolos fuertes; solo para que él fuese el protagonista una noche al año.
Todo aquello sin sumar la gran lista de niños que no lograban enviar su carta y no recibían nada porque ni siquiera tenían papel y pluma para hacerlo o el dinero suficiente para tomar un tren hacia la agencia de correo más cercana.
Incluso los niños que se portaban mal recibían carbón, mismo que los niños de las calles podrían usar para hacer fuego y tener un poco de calor; pero nada, ni un ápice de espíritu navideño los acompañaba.
Y lo comprendía.
¿Quién creería en santa si ni siquiera podían creer en el amor de la familia?
Lo cierto es que Santa Claus se hacía cada vez más irrelevante y sin la felicidad que los niños irradiaban alimentando el corazón del polo norte, terminaría desapareciendo.
Otro trabajo arduo para los duendes pues, ellos debían encargarse de mantener el espíritu navideño vivo en el mundo.
¿Y Jungkook?
Él no hacía nada. Su padre lo había estado "entrenando" un año atrás ya que, al ser su descendencia, él pasaría a convertirse en el próximo Santa que llevará la alegría al mundo.
Al principio se emocionó en demasía y creyó haber ganado el cielo, pero luego de un mes, cuando fue capaz de notar que su padre no hacía nada más que supervisar, leer y descansar en su despacho, a veces escribiendo nuevos villancicos o cocinando chocolate caliente con malvaviscos; sin siquiera tocar una carta o monitorear los puntos en el mapa donde residían los niños y su felicidad; la decepción cayó en él como un balde de agua fría.
Lo único emocionante había sido la clase de manejo avanzado de trineo, pero aprendió tan rápido que su padre no se esforzó en continuar la práctica en absoluto.
Jungkook quería hacer más que aquello, mejorar los procesos, y llevar la felicidad más allá de donde la tenían segmentada.
Porque su definición era errónea y pretendía arreglarlo.
Ese era el único motivo por el que anhelaba ser Santa. Para arreglar todo aquello y convertir su trabajo en una verdadera aventura.
Pero eso sería dentro de algunos años.
Mientras tanto, se mantenía siempre en la sala de control junto a su fiel amigo Namjoon, un duende sumamente amable y que adoraba la tecnología. Pasaban la mayoría de los días monitoreando cualquier reacción errónea en los niños. Desde el bullyng y el acoso, hasta lo más leve como los berrinches o los desplantes.
Era aburrido, pero era lo único que había.
Preferiría estar en la sala creativa o junto a los nueve renos que se mantenían en constante movimiento para no perder su resistencia, eran demasiado tiernos e incluso habían adquirido el don del habla, no podía esperar más de los seres místicos más sabios del polo norte; pero no lo permitían quedarse ahí ya que, según todos, él aún no era Santa y las reglas eran las reglas.
Ciertamente las rompía cuando deseaba, pero después de un tiempo incluso aquello le aburrió.
Así que sin más opciones, se dirigía todas las tardes a la sala de control.
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Eviterno - |KookMin|
Fanfiction|Después de su origen, jamás tendrá fin.| ¿Santa Claus es eterno o posee descendencia que sigue con su legado a través de los siglos? Para un Santa joven, ¿Qué tan difícil será romper las reglas ayudando a un humano que recién cumplió los 18, no sie...