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–¡Quien sea que haya osado robar el trineo y los renos baje ahora mismo! –Su madre habló fuerte y claro a través del altavoz.

Habían aterrizado hace tan solo unos minutos fuera de la bodega. Después de aquello se habían ocultado tan bajo en el trineo, que nadie podía verlos.

Jungkook sopesaba sus opciones. Por sobre todas las cosas, no quería que Namjoon perdiera su trabajo. Tampoco sabía cómo haría pasar a Jimin como un duende, su madre conocía a todos y cada uno y ver a un desconocido solo la haría sospechar.

Es que ni siquiera sabía si había hecho algo malo.

Y estaban rodeados.

En resumen no tenía más opción que dar la cara y culparse de absolutamente todo.

Por lo que, antes de que su madre volviera a hablar por el altavoz, se levantó dejando sus manos al aire. Para entonces los renos ya se encontraban con los demás siendo custodiados por los duendes que los cuidaban, Namjoon y Jimin se mantenían ocultos observándolo expectantes y sus padres, al verlo, quedaron anonadados, contagiando a todos en el proceso.

El silencio se esparció por el lugar, tanto, que solo el sonido del viento frío era audible.

–¿Hijo? –Su madre preguntó impresionada.

–¿Jungkook, fuiste tú quien tomó el trineo sin previo consentimiento? –Su padre fue quien preguntó esta vez.

–¿Podemos hablar adentro? –Tembló de frío.

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Una taza de chocolate caliente fue puesta frente a él sobre el escritorio de la oficina de su papá.

Jungkook la tomó disfrutando del calor que emanaba y el sabor delicioso sobre su paladar. Ignorando la realidad que lo rodeaba.

Su madre se había ido a la cocina prometiendo volver en un momento.

–Papá yo...

–No, Jungkook no. Sabes que hago todo por ti, porque te sientas cómodo y feliz. ¿Es así como me pagas? Sabes, lo peor de todo es que si hubieses pedido el trineo, yo te lo habría dado. Un tiempo. Porque de cualquier manera no estaba en uso. –Recalcó lo último. –E incluso puedo dejarlo para que practiques dentro del polo norte. Pero tú te enfocas únicamente en hacerme perder la confianza en ti.

–Sé que hice mal papá, pero en serio, prometo que mis intenciones eran buenas.

–Sí, lo imagino. Fue por eso que te llevaste a dos duendes y dos renos ¿no?

–Papá... –Susurró avergonzado. –Perdón, pero... creo que no me arrepiento de nada.

–Yo tampoco. –Respondió en el mismo tono. –Pero no le digas a tu madre.

–Lo imaginé. –Jungkook soltó una risita. –Vixen lo mencionó.

–¿Qué te motivó a hacerlo, hijo?

–No fue un "qué" sino un "quién" –Murmuró levemente tímido.

–Sabes, yo hice muchas cosas para conquistar a tu madre. –Sonrió con añoranza. –Era una preciosa duende del departamento de administración, realmente tímida, sin nunca llamar la atención. Fue en una de mis travesuras que ella se vio involucrada por quedarse tarde realizando unas cuantas tareas. Fue en mi instinto por protegerla que mis poderes conectados al corazón del polo norte se activaron, supe entonces que yo sería Santa. Por eso ninguno de tus tíos lo es. –Hablo enorgullecido. –Dime hijo, ¿sentiste algo igual?

Eviterno - |KookMin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora