Un color de ojos quiere dominar: los líderes. Un color de ojos está en peligro de extinción: los débiles. Una corporación del estado lucha por obtener la estabilidad social y la igualdad entre los distintos colores de iris. Seo Changbin, un miembro...
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Félix no estaba.
-- ¡Me has prometido que lo cuidarías! -- gritó Changbin desesperado llamando la atención de todos, deseando que tan solo fuese una broma de mal gusto.
Su mundo decayó totalmente al llegar al sitio en el que debía encontrarse con su pequeño y ver solo a Jeongin con una inmensa preocupación reflejaba en sus rostro, sin ningún rastro del rizado. La angustia se apoderó de todo su ser, resultándole imposible creer que el rubio siendo un leal ojiazul lo descuidó, rompiendo con su promesa, lo cual no era propio de su color. De pronto le ocurrió un lapsus en donde recordó las palabras del asesino y las de Donghae.
"Se ocultan bajo lentes de contato."
"Fíjense en los detalles, si la persona actúa como debería."
¿Jeongin actuaba cómo debería?
-- ¡Lo siento tanto, Changbin! -- exclamó Jeongin con los ojos cristalizados, decepcionado de sí mismo, sintiéndose como un humano despreciable -- Yo solo necesitaba ir al baño, no aguantaba más, te juro que tardé solo un minuto, le pedí a Félix que me esperara en la puerta, me prometió que se quedaría allí, pero cuando salí simplemente no estaba. No sé que sucedió, lo siento -- sus ojos no pudieron retener más las lágrimas –-. No tendría que haber ido, debí aguantar, ¡Dios! Me siento pésimo.
No, no podía desconfiar de su amigo, lo conocía desde hacía años. Era una estupidez pensar en que tal vez él podía formar parte de ese ridículo clan. Entendía a la perfección el dolor que sentía, lo entendía mejor que nadie. Cuando alguien cometía una acción que iba en contra de su color de ojos, se sentía realmente mal, era como ir en contra de tus propios principios, como si un vegano comiera un trozo de carne o como si alguien que no estuviese a favor del maltrato animal golpeara a un indefenso canino.
Changbin sin dudarlo lo abrazó porque, a pesar de que estaba enfadado con él, odiaba verlo de aquella manera.
-- Sólo ayúdame a buscarlo, Jeongin, por favor, debe estar muy asustado -- dijo el castaño con un gran nudo en la garganta.
Imaginarse la situación en la que se decía encontrar Félix en ese preciso instante le torturaba sin ningún tipo de piedad. La angustia no cesaba ni un poco, por lo tanto se separó del rubio y de inmediato se dispuso a buscarlo. Recorrería cada centímetro del edificio si hacía falta; él lo encontraría.
-- ¡Chequearé las cámaras de seguridad, Changbin! ¡Lo encontraremos! -- gritó Jeongin antes de que el castaño abandonara el lugar.
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