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Los pequeños copos caen sin parar y el frío invernal arrasa todas las esquinas de National City.

Kara fue testigo de estos acontecimientos mientras trabajaba. En sus pequeños descansos contempló a través de su ventana como las calles se cubrían de nieve y sabía que la brisa de esta mañana se había enfriado al ver como algunos de sus compañeros, que aparecían por los ascensores para empezar su jornada, vestían con enormes abrigos. O como las bufandas todavía colgaban alrededor de sus cuellos. O que sus mejillas y narices estaban enrojecidas por el frío.

La rubia se inclinó sobre su asiento y suspiró. Sinceramente estaba un poco aburrida desde que se convirtió en editora en jefe. No malinterpretéis, siempre había soñado con este puesto y estaba encantada. Pero algunas veces, sin querer y sin que pudiese evitarlo, cuando supervisaba o revisaba borradores o cualquier otra función, lo hacía con sus poderes de lectura rápida que hacía que terminase su trabajo en un chasquido de dedos. Se convirtió en costumbre porque a veces tenía que acudir alguna que otra emergencia como Supergirl.

Entonces se aburría y se distraía fácilmente pasadas las horas. Como ahora, que sus ojos curiosos volvieron a observar por encima de su portátil y vio como otra persona salía del ascensor, dirigiéndose a la oficina de Cat mientras sacudía su gorro con la mano porque estaba empapado.

Kara, al instante, hizo un puchero.

Se imaginó, como muchas otras veces, que por un momento podía sentir aquello; ser una humana por un día para notar el frío helado de la ciudad. O acurrucarse en una manta después de tomar una ducha caliente porque no paró de hacer ángeles de nieve. O estar en un parque y simplemente mirar hacia el cielo porque quería que la nieve humedeciese su rostro. Quizá una guerra de bolas de nieve con su pequeña familia. O quizá...

Sus pensamientos se difuminaron cuando su teléfono comenzó a vibrar. Sacudió la cabeza antes de agarrarlo y vio un par de notificaciones en su pantalla. Kara sonrió al ver que se trataba de su hermana y abrió el mensaje: le había enviado una foto, alzando la bolsa de comida, diciendo que estaba en camino hacia su trabajo como había prometido. Sorprendida, miró su reloj y parpadeó al ver que eran casi las nueve de la noche. Se avergonzó un poco porque honestamente no había estado trabajando en absoluto. Ni siquiera hubo alguna emergencia en particular. Solo había soñado despierta todo este tiempo con la nieve.

Agitó la cabeza para contestar, afirmando que le estaría esperando con ansias. Se levantó de su asiento para estirarse y, mientras esperaba a su hermana, se acercó a su ventana para contemplar la ciudad.

Su sonrisa se ensanchó.

Vio más capas de nieve que esta mañana: cubrían aceras, edificios, paraguas o puestecitos de comida. Pero, sobre todo, los decorados: había muchos árboles de pino, cajas grandes en forma de regalos, luces de colores y estampados animados porque pasado mañana era Navidad.

Su entusiasmo incrementó todavía más al nombrar esa festividad. No era un secreto. A Kara le encantaba la Navidad. Desde que aterrizó en la Tierra y le enseñaron que hacían por estas fechas, se transformó en la primera en levantarse para poner todos los decorados navideños a mediados de diciembre. Le encantaba sacar el árbol, poner las luces y colgar los calcetines alrededor de la casa. O ahora en su apartamento desde que se mudó a National City.

Aunque este año es distinto. Por supuesto, su apartamento fue decorado de la misma manera que el año pasado. Quizá alguna bola nueva en el árbol u otra figurita de Papá Noel por los muebles. Sin embargo, la compañía era la que marcaba la diferencia. Todos los años su hermana y Eliza estaban para ayudarla, no había ninguna duda. Pero ahora también estuvo Kelly y Esme; la pequeña familia. Y J'onn, Brainy y Nia; sus grandes amigos.

Mi mejor regalo eres tú, Santa Claus  | Supercorp AU NavideñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora