Prólogo

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Las(os) que lee este libro por primera vez, vallan al ultimo capítulo.

Eran casi las diez de la noche y todavía no habían cenado, cuando de repente

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Eran casi las diez de la noche y todavía no habían cenado, cuando de repente... algo hizo que la eriza blanca de nombre Cristal, se levantará del sofá a toda velocidad, bueno teniendo en cuenta la velocidad con la que se podía levantar del sofá con aquella enorme barriga que abultaba más que ella. Era tan grande que casi no podía con ella.

Sus criadas se alarmaron cuando, al levantarse Cristal, un líquido descendía por sus piernas, ¡la bebé estaba por llegar! Un grupo de ellas intentaba calmar a su patrona mientras el otro grupo llamaba a la ambulancia y cogía las cosas necesarias.

No paso mucho cuando la ambulancia llegó, la subieron velozmente con sumo cuidado a una camilla. Cristal daba bocanadas de aire y gemía de dolor durante todo el camino, estaba muy asustada, pero a la vez una emoción indescriptible la invadía, siempre había querido que llegase el día en conocer a la pequeñita que durante nueve meses había tenido dentro, pero jamás pensó que dolería tanto.

Ella desearía que su esposo estuviera con ella, le daría confort. Tristemente, 4 meses antes, el falleció en un accidente automovilístico, estaba dirigiéndose a su trabajo, estaba lluvioso y lo malo de la lluvia es que es muy resbaladiza. Seguía triste de ese terrible acontecimiento, pero la idea de tener una parte de él con ella la calmaba, su hija.

Tan solo bajarla de la ambulancia, la llevaron a la habitación de parto. ¡El momento más feliz de su vida iba a pasar!

Las horas se pasaban escuchando gritos de dolor... Pero de repente todo eso calló y se empezó a oír llantos de bebé.

- Tomé Señora Cristal - se la entregó delicadamente en sus brazos - Y felicidades es una niña sana y fuerte.

No lo pudo soportar más, la felicidad la invadía, sus ojos se cristalizaron y una sonrisa llena de amor se plasmó en su rostro, tenía piel rosa claro y ojos jade, era la viva imagen de su esposo. Claramente el dolor valió la pena.

La meció en sus brazos para apaciguar su llanto. Parecía que para la bebé el regazo de su madre era su cama y los latidos de su corazón eran su arrullo. En pocos minutos se dio cuenta que la chiquilla se había dormido. Seco los rastros de lágrimas de su rostro y la contemplo.

El sonido de la puerta abriéndose llamaron su atención, era su mejor amiga, Vainilla The Rabbit, también aparte era su secretaria.

- Oh Cristal, es preciosa, salió igual que su padre - alagó una coneja crema - pero eso sí, tiene tu sonrisa.

- Gracias Vainilla por haber venido - dijo Cristal.

- Para eso estamos las amigas, pero ya dime ¿Ya elegiste su nombre?

Cristal voltio a ver a la pequeña bebé. Su nombre debe ser especial y tenía algo en mente.

- Amelia - la nombró - Su nombre será Amelia.

- Oh claro como su padre se llamaba Emilio ella se llamará Amelia, excelente elección, esta niña tiene un hermoso futuro te lo puedo asegurar - dijo con alegría.

No podía esperar a pasar todo el tiempo posible con ella, verla decir su primera palabra, dar sus primeros pasos. Su vida estaba completa con tenerla.

 Su vida estaba completa con tenerla

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Perfecta a mi maneraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora