La invitación

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Se hallaba en su clase de piano junto a su tutora, era la encargada de observar y anotar sus progresos en sus diversas clases, también era muy estricta con el horario de sus actividades.

- Desafino, otra vez - le ordenó una golondrina púrpura con una tableta en mano.

Amelia estaba cansada y estresada de no poder aprender aquella melodía que había practicado durante 2 meses, el estrés de no lograr algo tan simple como eso la carcomía.

Toco de nuevo la sinfonía y justo al terminarla, con alguna que otra falla, su teléfono vibró, el tiempo se había acabado. Soltó un suspiro de alivio, era hora de su descanso.

- Bien señorita Amelia, su clase de poesía iniciara exactamente a las dos de la tarde - le recordó - espero no llegue tarde.

- Por supuesto que no señorita Wave.

Y sin más que decir o hacer, salió de ahí; trato de dejar todo pensamiento que tenía que ver con el piano y lo inútil que era tocándolo, no importa cuántas veces lo intentaba siempre se equivocaba, eso le causaba una impotencia horrible.

Se dirigía a su habitación con el propósito de echarse en su cama y no levantarse hasta la siguiente clase, para su desgracia un dolor de cabeza se instaló en ella, sentía que el estrés acumulado haría explotar su cerebro, si no trataba de bajar ese dolor tendría migraña, y eso era malo si quería estar al 100 en poesía.

Al abrir la puerta de su pieza se detuvo en el marco, delante de ella se encontraba su madre, parecía ordenar su cómoda de maquillaje.

- Hola madre – saludo, al instante se volteó su madre y le dedico una sonrisa.

- Amy - la nombró por su diminutivo, con el tiempo los más cercanos a ella la llamaban así, era mucho más sencillo recordarlo - ¿Qué tal tu clase cielo?

- Sigo mejorando, me falta afinar un poco.

- Me alegra que te esfuerces - se acercó a ella, tomo su rostro con delicadeza y le deposito un dulce beso en su frente – Sé que lo lograras.

- Gracias por tu apoyo madre, pero ¿Qué hacías en mi habitación? ¿sucede algo?

- Oh, casi se me olvida – se aclaró un poco la garganta - como sabes tu cumpleaños es dentro de un mes y quería hacer algo súper especial ese día, dar un anuncio que sostendrá tu carrera y la hará volar hasta las estrellas, quería anunciar... – Amy la miraba con ansias de escuchar la noticia que la tenía tan emocionada – ¡que los de la boutique "Shimmering" te darán un puesto como modelo!

- Oh amm... Pero que honor, en serio me siento halagada.

- Necesitan una modelo más y como tú ya tendrás la edad suficiente, me dije que este sería la oportunidad perfecta para que tu carrera como profesional diera comienzo ¿qué opinas?

- Mamá eso es fantástico - le contesto con entusiasmo - no puedo esperar a la gran noticia.

- Bueno... tengo que hacer una llamada importante si quiero que todo salta "fantástico", luego te veo florecilla - se despidió su madre.

Oyó los pasos de su madre alejarse y se lanzó a la cama mirando al techo, por alguna razón la noticia no la había emocionado del todo, y no sabía la razón, toda su vida tenía en mente llegar a ser como su madre, sin embargo, ahora que estaba viviendo el gran momento... no sentía nada. Pero tenía algo claro, adoraba a su madre y hacerla feliz era su propósito de vida, si convertirse en modelo la hacía feliz lo haría, no importa si estaba sobre su propia felicidad.

Gruño por lo bajo al sentir como el dolor de cabeza aumentaba.

- Maldito dolor de cabeza... y maldita problemática. 

Perfecta a mi maneraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora