O3 ›› COSAS MALAS.

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Cuatro meses después, la vida no era buena, pero tampoco era mala.

Hacía un par de horas que había terminado de leer la nueva edición de ese mes de la Jump. Era agradable, pero él ambiente estaba comenzando a tonarse aburrido. Simplemente no hacía nada más que holgazanear todo el día mientras Sunghoon trabajaba.

Era como si hubiera perdido la habilidad de emocionarse. O como si la soledad hubiera quemado toda la felicidad de él. Incluso la emoción que sintió por tener sexo con ese hombre un día anterior se había desvanecido con rapidez.

Los días se extendían frente a él. No tenía nada que hacer y nadie con quien hablar. Excepto con Park. La hora del almuerzo llegaba y se iba, pero ni tenía hambre. No se necesitaba energía para ser un completo holgazán, así que su estómago había olvidado como ansiar comida.

Todo el mundo estaba ocupado menos el.

Como fuera, incluso había dejado ser un estafador, en ese momento parecía más que nada...

—Un mantenido, ¿Eh...? —Le dijo el rubio, besando su sien antes de dejarse caer en la silla—. ¿Recién lo notas?

Eran acerca de las diez de la noche cuando se había desaparecido de su trabajo para ir a verle, luciendo fresco, aunque algo cansado. Mientras el, era un hombre asqueroso, con una vestimenta horrenda, al menos uno de ellos estaba cómodo.

Le lanzó una mirada asesina.

—¿Y por culpa de quien soy un mantenido? Aunque soy yo quien te está engañando.

Sunghoon se encogió de hombros.

—Quién sabe...

—¿No te disgusta que te explote?

—¿Eres estúpido? —El tono de Park era increíblemente suave— Soy tu acosador, ¿Lo recuerdas? Tú me dijiste que te quedarías conmigo. Es básicamente un regalo para mi, idiota.

Fue golpeado por una sacudida de conmoción. Sabía que era cierto. Pero apostaría a que eso era un verdadero inconveniente. No le extrañaba que se comportara agradable solamente con él.

El hombre levantó los ojos de su plato, observando como Park de nuevo ensuciaba la mesa. Alrededor de esos días, había notado que cuando comía, solía tirar la comida. A pesar de su gran inteligencia, sus acciones hacían verlo tonto.

—¡Estas tirando comida otra vez! —Se inclinó, limpiando con su servilleta el desastre del contrario—. Para ser tan inteligente, actúas como un niño.

—Sunoo, tú eres perfecto haciendo los quehaceres —Sunghoon se puso una mano en el pecho—. Todo el lugar está impecable. ¡Eres el ejemplo perfecto de un mantenido!

—Deja de decir eso. Además, en serio, no haces nada en este lugar. Tú llevas incluso tu ropa interior a la lavandería. Y estás tirando la comida otra vez.

—Como sea, me atrevo a decir que si yo fuera pobre no pensarías en quedarte aquí, ¿Cierto?

Después de esa pregunta, el azabache se quedó callado durante bastante tiempo. Tal vez incluso un minuto completo, sus ojos no salían de su comida, pero Park no estaba seguro de si realmente estaba mirando algo. Al final, el chico suspiró.

Algo dentro de Sunoo se había descompuesto, inundando su pecho con una sensación extraña. La decepción había cruzado su rostro. Esa observación de su parte le había hecho sentir un poco culpable. El dinero significaba tener una vida agradable, y él la tenía, pero por alguna razón lo más agradable de todo era cuando pasaba tiempo con ese hombre.

—¿Es eso lo que has estado pensando?

—¿Que otra razón hay además de esa?

Su garganta se cerró.

scaredy cat › sungsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora