21

719 72 37
                                    


Maratón 4/4



𝑆𝑒𝑏𝑎𝑠𝑡𝑖𝑎́𝑛.

Había terminado otro día de entrenamiento. Me encontraba ya aseado y listo para ir a casa, pero varios compañeros aparecieron por la puerta haciendo una bulla enorme y me insistieron en ir la fiesta de cumpleaños de Giovanni Reyna.

—¿Quiénes van a ir? —le preguntaba al festejado mientras me arrastraba hasta su auto.

—Mi novia, algunos compañeros y sus respectivas parejas. —me informó. —Si quieres puedes llevar a tu esposa y así estás más cómodo.

—Mhh, no creo que ella quiera venir. Está cuidando a mis hijos y quiero estar con ella para ayudarla. —le dije.

—Por favor, Sebas. —rogó.

—En verdad quisiera ir, pero tengo que lleg...

—Sebas. —me interrumpió. —No has querido salir con nosotros desde hace meses. Siento que necesitas distraerte y este es un buen momento para hacerlo. —abrió la puerta de su coche y me indicó con la cabeza que entrara. —Come on, it's my birthday! Solo acompáñame al pastel y ya. —pidió con insistencia y no me pude negar.

Giovanni se había convertido en uno de mis mejores amigos en el club. Era un chico maravilloso y me había ayudado en muchas ocasiones. Creo que era lo menos que podía hacer por él.

—Está bien. —dije sin más. —Vamos.

Entré al auto y él comenzó a conducir hasta su apartamento. En el camino quise enviarle un mensaje a Lidia para avisarle que estaría con Giovanni, pero mi celular se había quedado en mi locker. Decidí que cuando llegaramos le pediría el suyo, por ahora no quería distraerlo.

Fue un camino de al menos 30 minutos, pero para nada aburrido. Al contrario, el de pelo negro me contaba sobre cómo se sentía estando con Hanna y muchas otras cosas.

Al llegar a su departamento, bajamos del auto y enseguida pude ver como los demás compañeros aparecían detrás de nosotros. Caminamos directamente al elevador y era obvio que no íbamos a entrar todos en uno solo, así que primero subimos unos y después los demás.

El departamento del estadounidense estaba en el cuarto piso y era espacioso. Ahora entendía por que había venido tanta gente.

Al inicio comenzó a servir shots de vodka y después alguna mezcla de bebidas que no estaba seguro de conocer.

En verdad el ambiente era tranquilo y me arrepentí de no haber llamado a Lidia para que estuviera aquí conmigo. Pero estaba seguro que se hubiese negado y me habría perdido el cumpleaños de mi mejor amigo.

La música que sonaba en este momento era algo extraña para mí, pues a los alemanes les gustaban otro tipo de ritmos. Trataba de adaptarme a la música y no fue difícil con ayuda del alcohol que estaba en mi sistema.

Yo estaba en una bolita de hombres, bailando entre nosotros y haciendo uno que otro paso gracioso. Al poco rato se unieron Giovanni y Hanna, quién se puso a lado mío y en cada oportunidad que se le presentaba, tocaba mi mano. Yo solo me alejaba con discreción para evitarla.

𝑬𝒕𝒆𝒓𝒏𝒂𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆 ➳𝑺𝒆𝒃𝒂𝒔𝒕𝒊𝒂́𝒏 𝑪𝒐́𝒓𝒅𝒐𝒗𝒂 #𝟐  (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora