Un viaje a los recuerdos del pasado

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Lan Wangji se encontraba en su escritorio, calificando el trabajo de los Juniors como todos los días se acostumbraba, y, al igual que todos los días Wei Wuxian abrió la puerta ruidosamente con una sonrisa abalanzándose sobre la espalda de su esposo para abrazarlo y restregarse.

-¡Lan Zhan! Ya estoy aquí ¿por qué me ignoras?- Un puchero en su rostro ocultando una sonrisa traviesa hicieron que el hombre envuelto en su abrazo suspirara y se girara para tomarlo entre sus brazos y llevarlo a la cama sin decir nada.

-Lan Zhan ¿sigues molesto por lo que le hice a tu joven tú la otra noche? ¡No pude evitarlo!- Una de sus manos comenzó a acariciar provocadoramente su pecho hasta que fue detenida.

-Es hora de dormir.-

-Aiyo Lan Zhan, se que estás molesto por qué tú no has podido molestar a un joven yo, pero ya llegará tu turno.-

Una mirada severa fue suficiente para detonar la bomba de travesuras hacia su esposo.

Ambos habían hecho mucho "ruido" esa noche, así que llegados a la madrugada los dos dormían abrazados y desnudos, o así era hasta que Lan Wangji sintió un brusco movimiento y abrió los ojos alarmado, encontrando frente a él un callejón vacío, con él ya vestido y sin su esposo a su lado.

-¿Wei Ying?- Preguntó a la lejanía, estaba seguro de que esto era otro obra del incienso y que se encontraba en un sueño que no era suyo, por lo que solo podía ser de Wei Wuxian.

Camino un poco hasta que el ruido llego a sus oídos, encontrándose pronto con gente y vendedores llenando el lugar en sus puestos, vendiendo comida, juguetes, ropa y todo tipo de cosas. Él caminó tranquilo pues sabía que nadie lo vería ni oiría, aún así esquivo cuidadosamente a la gente para no chocar con nadie.

Buscaba con la mirada a cierto joven con ojos grises o estaba atento para escuchar alguna de las risas conocidas para él, mirando a los alrededores con curiosidad sobre el tipo de sueño que tendría su esposo.

-¡Ratero! Aléjate de aquí antes de que te golpee.-

Escuchó levemente una discusión a lo lejos, miró solo un poco la escena de un vendedor gritándole a una figura pequeña y con ropa vieja. Dudo en acercarse o no, pero de nada serviría, no podría tocarlos o ayudar al pequeño de todas formas.

Apartando los ojos de la escena siguió buscando a su esposo un rato hasta que unos ladridos y una voz suave y asustada irrumpió su búsqueda.

-¡Aléjense de mi!- Gritó una voz infantil, y antes de que Lan Wangji  pudiera reaccionar, una pequeña figura se estrelló contra su pierna, haciendo volar de sus manos un trozo de pan sucio.
El niño se levantó enseguida juntando el pan y mirando hacia arriba a la alta figura de blanco, asustándose de ser golpeado, hizo el intento de una reverencia.

-¡A-Xian lo siente señor!-

Dicho esto los ladridos volvieron a escucharse y el pequeño solo salió corriendo sin ver hacia atrás, seguido poco después de 3 perros pequeños que lo seguían ladrando tras de él.

Lan Wangji todo este tiempo se había quedado estático, sin moverse tras ver los grises y temerosos ojos del niño. Aquel niño que, a pesar de ser un sueño, pudo verlo y tocarlo, eso solo significaba que él era el dueño de aquel sueño, él era Wei Wuxian.

Sin pensarlo más se apresuró hacia el callejón donde el niño había corrido para refugiarse, encontrando a este sentado en el piso protegiendo con sus pequeños brazos el trozo de pan que había conseguido, frente a él 3 perros gruñendo agresivamente acercándose poco a poco para arrebatarle la comida.

-¡No, es mío! Y-Yo lo encontré...-

Los pequeños ojos luchaban por no derramar lágrimas, su sucia y rota ropa temblaba con él por el miedo, rasguños en su cara y la delgada figura se incrustaron como un cuchillo en el corazón del Jade.
Apretando los puños se puso frente al niño mirando a los perros con rabia contendía, ese Wei Ying había sido el mismo al que aquel vendedor amenazo por tomar una fruta, un pequeño niño solo y hambriento que buscaba sobrevivir, su esposo.

Un pequeño recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora