No he dejado caer ninguna lágrima y eso todos los días se vuelve un recuerdo.
Una de mis peores pesadillas son mis recuerdos, de los que no puedo huir porque están en mi mente.
La cual me traiciona en mis momentos de vulnerabilidad, llevandome a extremos inimaginables.
Mi vida hecha para la muerte aunque trate de sanar lo que se muere.
Mat.