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Tal y como acordaron en la escuela, ambos llegaron al bosque después de clases.

—Bien, se supone que me tienes que ayudar con mi ocupación, será así durante esta primera semana y la segunda seré yo quien te ayude. Así que bueno, como primera tarea tienes que ayudarme a hacer que estas flores se mantengan vivas, lamentablemente estos últimos días no ha habido mucha lluvia y eso ha hecho que estén casi marchitas.

—De acuerdo capitán, Huening— pasó a su lado y sacudió el pelo del menor, ganándose un manotazo por ello. Sabía cuanto odiaba que hiciera algo como eso pero Soobin amaba molestarlo, sobre todo cuando sus mejillas se inflaban y se ponían rojas del enojo.

—Si vamos a convivir juntos durante tantos días, tenemos que establecer algunas reglas, Choi.

—De acuerdo— contestó mientras que regaba las flores que le había indicado Kai con su magia.

—Primero que nada tenemos que tener un respeto mutuo.

—Entonces nada de apodos como bobo— completó Soobin con una mirada acusadora.

—De acuerdo. Y nada de tocarme el pelo para molestarme.

—Hecho.

—Ni nada de hacerme tropezar a propósito.

—Quien hacía eso era Yeonjun, no yo, pero okay— terminó de regar las plantas y se giró hacia kai—. Pero así como pones tus condiciones yo también quiero poner las mías.

—Te escucho, Choi.

—Nada de ignorarme o responderme con sarcasmo.

—El sarcasmo es parte de mi.

—Te he visto hablar con Beomgyu y nunca utilizas el sarcasmo con él.

—Es porque Beomgyu es mi mejor amigo y él no ha hecho mi vida imposible durante más de diez años.

—Yo no he hecho tu vida imposible, muñequito.

—¿Lo ves? Justamente lo estás haciendo ahora al llamarme por ese apodo tan ridiculo.

—Literalmente no te estoy diciendo nada Huening, ¿desde cuando está mal llamarte por un apodo lindo?

—Desde que lo haces para molestarme— se acercó peligrosamente hacia el peli azul sin darse cuenta.

—¿Cómo sabes que lo hago para molestarte?— le contestó Choi con sus ojos clavados en el rostro del más pequeño, por un momento desviándose hacia sus labios pero rápidamente volviendo a su posición inicial.

—¿Entonces por qué otra razón lo harías?

—Tal vez lo haría porque realmente pienso que luces como un muñeco. Tal vez lo hago porque pienso que tu piel es demasiado bonita y ni hablar de tus ojos— ante tal confesión, Kai se quedó callado analízando el rostro de Soobin para saber si era cierto lo que decía.

—No juegues, Choi— le dijo empujándolo y sumergiéndose más al bosque.

El resto de la tarde no se dirigieron la palabra hasta que el turno de ambos terminó y cada quien se fue a sus hogares.

A la mañana siguiente todo volvió a ser igual, excepto que nadie lo recibió a él y a Beomgyu con un tropezón en medio del pasillo y mucho menos con manos ajenas en el cabello del menor.

Su mañana pasó igual también, lo cual le pareció un tanto extraño a Kai. Pero aun así no dijo nada.

Al terminar la escuela fue hasta el bosque y ahí se encontraba de nueva cuenta Choi Soobin, el idiota que ya no podía decirle idiota.

I hate u, I love u • || Sookai ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora