𝑓𝑖𝑛𝑑𝑖𝑛𝑔 𝑙𝑜𝑣𝑒 𝑖𝑛 𝑡ℎ𝑒 𝑑𝑎𝑟𝑘 ༊*·˚

꒰♡꒱ 003. l o u i s

˚ · .༉‧₊˚.Louis PDV:

(antes de la tormenta)

Cuando descargué las bolsas en la encimera de la cocina sentí alivio y como si me hubiera quitado un peso de encima, a parte del peso de las bolsas de la compra. A la vez que descargué también expulsé todo el aire que mis pulmones retenían inconscientemente, puesto que no me percaté hasta ese momento y descargando así los nervios de hace unos minutos ante el hecho de pensar que había perdido las llaves.

Suspiré y después de mirar fijamente a las bolsas durante un par de minutos comprendí que no se iban a colocar solos los alimentos y que la cocina y la casa no se iba a limpiar y ordenar sola. Con movimientos algo perezosos y lentos, empecé a colocar todo en su sitio o estante correspondiente. La fruta y verdura la metí en la nevera, los cereales y panes en el armario y también recogí el lavaplatos. Fregué la encimera y después de contemplar orgulloso el trabajo que había completado, me dirigí a mi habitación en busca de ropa sucia para hacer una colada. Cogí unas prendas y posteriormente puse la lavadora.

Sobre las 18:45, decidí que iba a tomarme un tiempo para mí mismo mientras la lavadora estaba en marcha. Me levanté del sofá y me encaminé por segunda vez en menos de media hora a mi habitación en busca de ropa cómoda para estar por casa y una toalla para cuando saliera del baño. Una vez reuní todo, me dirigí al baño y me puse música clásica para relajarme. También encendí algunas velas para ambientar el espacio a uno más privado, tranquilo y personal. Ahora gracias a las velas, en el aire se podía percibir un ligero aroma de canela, muy suave y agradable.

Estos momentos son la razón por la que valoraba los pequeños gestos o acciones que cualquier persona consideraría insignificantes y seguramente pasaría por alto, pero para mí, en cambio, significaban muchísimo.

Las personas necesitan tomarse tiempo para sí mismas, es importante preocuparte por los demás, pero también tienes que encontrar un espacio para cuidarte un poco también a ti mismo.

El aroma a vainilla o la melodía de fondo eran gestos que la gente no valora ni se detiene a disfrutarlos y saborear el ambiente cálido que se puede crear con detalles sencillos, yo por el contrario, amaba y apreciaba mucho cualquier acción o gesto, por muy pequeño que fuese.

Salí del baño con un chándal negro y cómodo, tranquilo, y con una sonrisa acompañándome. Me asomé por la ventana y me encontré con que una tormenta enorme estaba azotando la parte de Inglaterra en la que yo vivía. No me extrañó mucho porque donde yo vivía el clima era siempre agitado, frío casi gélido y siempre acompañado con precipitaciones que frecuentemente caían aquí, en el pueblo que yo llamaba hogar y tenía un tamaño considerable, aunque no se reconocía todavía como una ciudad.

De todos modos, aquí todo el mundo era amable y muy pocas veces había peleas o altercados graves. La calma de este pueblo era lo que más me gustaba, pero, en cambio, el clima soleado no era tan frecuente como las lluvias lo eran en Londres y menos, en el último mes del año.

Llegué a la cocina y abrí la nevera, en busca de cualquier cosa que pudiera hacer la función de cena. Eché un vistazo general sin mucho éxito porque no me apetecía nada cocinar. Opté por hacerme una pizza así que encendí el horno y mientras éste se calentaba, pensé en escuchar música por lo que fui a por el tocadiscos directo al salón. Justo estaba volviendo cuando me quedé a oscuras, anulando mi visión totalmente y reduciéndola a un solo color: el color negro.

No por favor, no se puede haber ido la luz. Tiene que ser una broma de mal gusto. Sí, eso es, enseguida volverá. -intenté pensar para calmarme.

Mientras deseaba con todas mis fuerzas y suplicaba para mis adentros, unas lágrimas empezaron a brotar de mis ojos.

Yo le tenía un miedo terrible e irracional a la oscuridad y a la noche, aunque a la segunda ya un poco menos. El miedo que yo le tenía a la oscuridad venía por una experiencia del pasado, cuando yo tenía solamente 6 años. Desde entonces, no he podido superarlo, por mucho que lo haya intentado. Esa es la razón por la que en mi casa había siempre, mínimo una luz encendida y tenía la linterna del móvil a mano y también era la explicación de mi obsesión por tener una linterna en cada habitación. Desde pequeño siempre le temí y todavía sigo temiéndole a las dos, la noche y la oscuridad.

En menos palabras, tenía fobia a la oscuridad y a todo lo relacionada con ella, incluidas las tormentas y la noche.

Intenté calmarme, pero no pude. Empecé a respirar agitadamente y después de haber cogido una linterna, mi teléfono móvil, una sudadera y las llaves, me dirigí hacia la puerta de casa con intención de coger un poco de aire e intentar descubrir dónde estaba la caja de los interruptores de electricidad. Yo no sabía casi nada de ese tema, pero sí me acordaba de qué había que hacer en caso de apagón y de cuál era la localización de esa caja, que por lo que tenía entendido, había una en cada piso. Encendí la linterna, y todavía con la respiración muy agitada, empecé a buscar.

Como ese día la suerte no quería ayudarme, lo único que encontré fue una caja semejante a la de los interruptores, pero con muchos cables de colores y grosores muy diferentes y variados.

Llamé a la puerta de Harry, pero no lo escuchó porque nadie me abrió.

Maldije en voz baja y me senté en el suelo mientras otra lágrima caía por mi rostro y después muchas más la siguieron. Yo sollozaba y me lamentaba continuamente.

Entonces, en el momento en el que pensaba que ya nada bueno podía sucederme, su presencia iluminó el lugar, mi rostro, su voz angelical se presentó como si de una melodía tocada por los mismísimos seres divinos se tratase y sus ojos semejantes a los de un felino se clavaron en los míos.

Harry, de ahora en adelante también conocido como mi ángel de la guarda.

♡

Feliz 24 de diciembre!!⛄💗