Capítulo 8.

6 3 0
                                    

Al llegar al pueblo nos dirigimos a la estación de policía, nuestros padres estaban feliz de vernos.

Teníamos dos semanas desaparecidos, estábamos desaparecidos en otro pueblo que no era el nuestro, sino el pueblo vecino.

Isabella era una niña que había sido abusada de su propio hermano, quien cuidaba de ella tras la muerte de su madre.

La policía fue al cementerio con un personal de la iglesia para hacer investigaciones, también fueron a mi casa a hacer un exorcismo, para que el alma de Isabella pudiera irse en paz.

No quise saber muchos detalles de ella, de cómo murió y esas cosas, yo he quedado traumada y por eso e ido al psicólogo durante un año junto a Stiven.

Stiven pudo superar aquello en unos cinco o seis meses, pero yo no, le agradezco tanto que se haya quedado conmigo en todas mis citas con el psicólogo porque el más que nadie sabe cómo era estar con esa agonía de no poder dormir.

Hoy quise ir al cementerio, pero obviamente acompañada de Stiven.

Tras caminar unos cuantos metros llegamos a la tumba, pero me empezó a dar un ataque de pánico, no podía creerlo...

Su ataúd estaba abierta con un montón de hojas, pero entre una de ellas decia:

"Me extrañaste"?

¡Corre!.

Es lo único qué mi mente decía y eso hice, no se nada de Stiven yo solo corría y corría, pero siempre llegaba a esa misma tumba.

Me sentía desorientada, no sabía qué hacer pero seguía corriendo, hasta qué tropecé con un tronco y caí.

Y ahí estaba Isabella, tomándome de los pies arrastrándome hasta su tumba, qué ahora dice mi nombre.

Ya no siento mi cuerpo y veo una luz blanca qué me deja inconsciente...

I see you.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora