Pero... Tú eres una niña.

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Disclaimer: Ni Eddsworld (ni Ellsworld, ni Littlesword) ni sus personajes, son de mi autoría. Créditos a Edd Gould. En paz descanse. 

La portada es de mi autoría y las palabras aquí escritas.

Los nombres usados hacen alusión a los personajes ficticios, no a la personas de la vida real.

@-Dinosaurio_Rawr-  para tú. <3

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—¡Tori, Tori!

Se escuchó una voz de infante retumbar en los oídos de la nombrada.

Volteó, encontrándose sus grises orbes con dos cuencas vacías cual pozo sin fondo. Bajo ellos, existía una sonrisa blanca y perfecta.

—Tamara debería participar en un comercial de Colgate —pensó divertida—, seguro le pagan bien.

Sus castañas hebras se movían con el viento, permaneciendo recogidas en dos coletas anti-gravitatorias.

De igual manera, el extenso cabello de miel, trenzado en una gran crineja, se movía al son de las verdes hojas.

La brisa refrescaba el ambiente, evitando que la estrella diurna lo sobrecalentara. Hacía el clima perfecto para divertirse en el parque, justo lo que harían las dos amigas.

—¡Vamos a jugar, Tori! —La mencionada traía un suéter bermellón cuya manga fue jaloneada sin piedad por la otra. Dicho suéter poseía estampado de robots, bajo él se podía apreciar una falda negra.

—Okay. ¿A qué quieres jugar? —Observó a la más baja soltarla, llevando la mano disponible a su mentón. La otra mano sostenía a su preciada Tamee Bear. Eso la hizo preguntarse por qué no la ponía en el bolsillo de su overol de jean (que, por cierto, se prolongaba en una falda y estaba sobre una camiseta amarillo canario).

—¡A la casita! —dijo por fin, emocionada con todas las posibilidades de juego.

—Ew... Tamara, eso es juego de niñas. —Su cara formó una mueca. Ella prefería jugar con sus robots, pistolas de juguete, sus carritos y cosas por el estilo.

Solía pasársela con Patrycia y Paula ya que a ellas también les gustaba esa clase de juegos. Cuando quería jugar con Ell, Matilda, o Tamara, eran juegos poco entretenidos. Aunque de alguna manera se las arreglaba.

Estaba, por ejemplo, aquella vez en que la de cuernitos hizo de villano, secuestrando a la princesa Matilda, por lo que las valientes heroínas Ell y Tamara tuvieron que emprender una épica búsqueda para rescatarla.

—Pero... Pero nosotras somos niñas... —Su voz se notaba extrañada. Sabía que la más alta prefería hacer cosas de niño, pero eso no significaba que no pudiera hacer cosas de niñas de vez en cuándo... O al menos eso creía.

—... Ah. Sí, cierto. —Por fin recordó que, aunque prefería otras cosas, seguía siendo una niña. A veces le molestaba serlo. Si fuera niño, nadie le diría nada por hacer lo que le gustaba. A ella le encantaban los juegos que se suponen son para niños.

Por la misma razón, varias niñas —que por supuesto no eran ninguna de sus amigas—, le decían cosas feas. Mientras que los niños no la aceptaban en sus horas de recreo, precisamente porque ella no era uno de ellos.

—¿Entonces sí? —le preguntó luego de unos minutos en silencio. No había escuchado una negación. Tampoco había escuchado una afirmación. Necesitaba una respuesta.

—Está bien... —Empezó a maquinar una manera de que ambas se entretuvieran.

—¡Sí! —Tomó a la pelimiel de la mano y la arrastró hasta la sombra de un roble. Estaban relativamente alejadas de los demás chiquillos que querían disfrutar la tarde de aquel agradable domingo. —Yo quiero ser la mamá.

¡Eso es juego de niñas! [ToriTam]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora