Usted parece culparse a sí misma de su apariencia y la comprendo; comprendo su incoherencia, comprendo su frustración, comprendo su rabia hacia quien parece un desconocido, cuya única función sólo es recordarle lo vulnerable e insípida que se siente, pero que resulta ser su propio reflejo en el espejo.
Comprendo su curiosidad, su necesidad e inseguridad en torno al romance, porque está en todos lados y en todo el mundo la idea de que la soltería es un tiempo de espera; comprendo que usted ya no quiera esperar, comprendo que sienta envidia cuando ve a la hegemonía, cuando se da cuenta de que ella no tiene un tiempo de espera, ni oscuridad que guarde sus secretos o disfrace sus defectos, porque ella sí cumple con la regla, con el estándar, con el anhelo común.
Comprendo que todo esto le ate a sus ropas, y que las lágrimas sean el costo por arrancarlas; un costo justo por lo ardua que resulta la desnudez, incluso en el rostro.
Ya le he dejado claro que la comprendo, pero también debo decirle que las cicatrices no son defectos, son experiencias, hazañas, historias, virtudes y errores; son una expresión de su genuinidad, parte de lo que usted es y de lo que ha vivido. Si alguien se le queda mirando, debería ser por admiración, porque usted la merece.
Sepa usted bien que la hegemonía es una cáscara, es frágil. Sepa usted que un pocillo bonito no sirve de nada si está vacío. Sepa que usted, fealdad, es belleza para otros.
No todos los cumplidos han sido por favores, algo han visto en usted...
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EL PERBOLERIO
De Todo'Conjunto de hipérboles'. Aquí reuniré los escritos cortos que haga, desde poemas y cuentos, hasta ensayos.