[Especial Navideño]
16 años juntos. Cuatro hijos, una gran vida y muchos recuerdos, sin embargo, Lim Jaebeom decidió que tuvo suficiente de todo eso... había dejado de amar a Jinyoung, encontrando a alguien más joven y que avivó la pasión extinta e...
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Jinyoung vio por el rabillo del ojo cómo Lim se retorció de rabia, lo cual, sin duda, le provocó una satisfacción sin precedente. Sabía que no era justo para el hombre que tan amablemente lo ayudó en el momento más crítico de toda su vida, sin embargo, jugó las cartas lo mejor que pudo y el hecho de tener a Jaebeom enajenado resultó una proeza espectacular; prometió la mejor disculpa de la historia para Jisung.
El castaño sonrió tanto que las mejillas dolieron, definitivamente ser una maldita perra sin corazón le dio la clave para sacar el dolor al instante.
¿La venganza era la verdadera clave? No, en efecto.
Lim se había enamorado de otro tipo más joven, alguien con mayor vitalidad y que estaba dispuesto a hacer un montón de mierda por él, a diferencia de Jinnie Los niños, la vida y un millar de responsabilidades le hicieron perder el foco de sus anhelos; es decir, más allá del amor y de la maravillosa familia, el sueño de ser un gran profesional quedó relegado en el olvido y por más que luchó con Jaebeom por obtener un poco de independencia y ese "algo", jamás pudo.
Constantes peleas y desacuerdos los llevaron al desastre final. ¡Dios! Hace más de cinco meses que no tenían sexo, Jin pensó era un jodido célibe otra vez. Los niños, el trabajo, problemas y la ira contenida fueron las piezas fundamentales en la conclusión de una historia de amor perfecta. Si tan solo hubieran sido menos egoístas y tercos... Sin embargo, el destino movió las cartas y logró su propósito.
Divorcio.
Lo odiaba tanto, pero a su vez lo anheló con cada latido del corazón.
Fingir normalidad implicó una verdadera tortura para Jin. En el instante en que lo vio fuera de esa maldita casa, las ganas de correr a sus brazos, golpear al idiota de Tuan y llevarse a Lim lejos fueron los deseos más irreales que pudo conjurar.
Se mordió el labio inferior aguantando las ganas de llorar frente a los adolescentes y Jisung, después en la soledad absoluta drenaría el dolor acumulado.
¡Mierda!
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