Chan y Wonwoo caminaban de manera apresurada por el centro comercial.
En sus manos llevaban bolsas con algunas botellas para esa noche. Era año nuevo y a los tres se les había olvidado comprar un tipo de bebida que era el favorito de Jun. Éste había insistido en acompañar a ambos a comprarlas, pero los menores de negaron rotundamente.
Sabían que habían tomado una buena decisión, pero eso no impedía que se maldijeran un poco.
Era medio día, pero por la celebración de esa noche las cajas para pagar estaban completamente llenas con filas casi interminables de personas que, como ellos, estaban haciendo compras de último minuto.
Después de eso y cerca de las dos de la tarde, ambos caminaban por los pasillos, agarrados de la mano para no perderse entre tantas personas. Veían las tiendas por las cuales pasaban, muchas de ellas repletas de gente. Pero no se detuvieron, tenían una cita en una de ellas dentro de pocos minutos, e intentaban llegar a tiempo.
De pronto el teléfono de Chan vibró dentro de su pantalón. Soltó por unos segundos la mano de Wonwoo, mientras sacaba el aparato y veía el mensaje que le acababa de llegar.
Cheol:
Jun está haciendo demasiadas preguntas
Creo que ya lo desesperé
Apresúrense.
Y me debes una muuuuy grande, mocoso.
–¿Quién es? –Preguntó Wonwoo con un poco de nerviosismo. Chan lo miró e intentó sonreír con tranquilidad, pero falló.
–Cheol –respondió–. Creo que debemos apresurarnos.
Wonwoo asintió y volvieron a tomarse de la mano para empezar a caminar con más rapidez que antes. Minutos después por fin llegaron a la tienda que buscaban.
Se detuvieron unos segundos en la entrada, mirándose una vez más, sintiendo los nervios creciendo.
Wonwoo fue el primero en entrar, seguido de Chan, mientras escuchaban una delicada campana anunciando su llegada.
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Los dos entraron apresuradamente al departamento, agradeciendo en silencio que Jun aún no hubiera llegado. Se habían tardado una hora más de lo usual en la tienda, por lo que su novio quizás comenzaría a hacer preguntas para las cuales ambos no tenían respuesta aún. Sabían lo pésimos mentirosos que eran y no iban a arriesgarse a contestar algo mal
Se quitaron los abrigos y las botas que habían llevado y se acercaron a la cocina.
La isla estaba repleta de botellas de cerveza, vino y cualquier bebida embriagante para la noche. Dejaron las nuevas botellas en su lugar y volvieron a correr a la sala.
En cuanto se sentaron e intentaron modular sus respiraciones, la puerta del departamento volvió a abrirse. Por ella entraron Jihoon, Jun y Seungcheol, quienes se acercaron a la sala y los encontraron con miradas un poco extrañas en el rostro.
