Día 24: Púas en la lengua | "Stony."

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Advertencia: Referencia al Síndrome de Estocolmo y personalidades adaptadas a dichas circunstancias.

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Últimamente parecía que Tony vivía en el ala médica, lo curioso es que ninguno de los residentes que ahí se movían lo ha atendido en ninguna de sus visitas, ya que ese trabajo se lo había reservado a su amigo Bruce.

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—Ya te dije que no soy este tipo de doctor. — el gamma gruño mientras limpiaba las heridas alrededor de su marca. —Tienes muy irritada la piel, te he escuchado maldecir en varios idiomas, ¿cómo no puedes hacer que pare de lamerte?

—Es que no quiero que lo haga. — el omega castaño sonrió ladino. —Él muy maldito hizo de su lengua mi debilidad.

Bruce bufo irritado mientras seguía poniendo el medicamento y Tony por su parte, trataba de no ponerse duro con la fricción y los recuerdos.

—Cuando nos trajeron no querías que te tocara y ahora incluso dejas que te quite varias capas de piel a lamidas, mientras lo hacen. — la voz del científico estaba teñida de diversión. —Igual no puedo críticar pero nunca he llegado a esto.

La carcajada del omega resonó por el lugar.

Era verdad, cuando Hydra los secuestro eran aún jóvenes, Tony no estaba marcado y Bruce ni siquiera imaginaba ser reclamado por su casta.

Los líderes en ese entonces no querían que nada les ocurriese, por eso hicieron que Rogers y Barnes los cuidaran.

Fue una sorpresa que al final congeniaran aunque de mala forma al principio.

El omega tentó al fuego y se quemo, el rubio alfa lo tomo a la fuerza tras hartarse del coqueteo de Tony con los demás soldados.

A Bruce por su parte le llegó uno de sus muy inesperados e inoportunos celos y Barnes simplemente, no pudo resistirlo.

Los dos amigos quisieron disfrutar de la golpiza que ambos soldados recibieron pero en realidad, sólo se llenaron de odio hacia los líderes de la organización asesina. Cómo fuere, los dos alfas cuidaban de ellos, no querían perder eso.

—Te falta probar más cosas Brucie, deberías salir más del laboratorio. — sugirió mientras su amigo lo fulminaba con la mirada. —Winter seguro que sonreiría más.

—Te puedes ir yendo. — el omega negó divertido ante el carácter volátil del gamma. —No pienso tocar otras partes tuyas, Rogers debería hacerse cargo. — unas pronunciadas venas verdes aparecieron en su rostro.

—Y eso haré Banner, ahora déjame solo con mi omega. — la llegada de Rogers no los sorprendió tanto, él siempre parecía saber dónde estaba el castaño.

—Capitán. — se despidió escuetamente el científico mientras partía sin mirar atrás.

Tony vislumbró al otro súper soldado fuera del lugar, esperándole. La tensión de su amigo rápidamente se disipó para su tranquilidad.

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—¿Porqué no me dijiste que te lastimé? — el alfa murmuro de mala gana mientras colocaba el medicamento sobre la parte interna de los muslos de su pareja. —No tenías que venir con Banner.

—¿Celoso? — Tony sonrió al escucharlo gruñir. —En realidad no me importa, me gusta y cuando tenga el Extremis en mi sistema me gustará más. — una de sus piernas apreso la cintura del alfa, atrayendolo en la camilla dónde estaba recostado. —¿Otra ronda? Estoy oliendo que sí.

Rogers lo atrajo para besarle vorazmente pero cuando comenzó a lamer su quijada, retrocedió negando y aferrandose a su poco autocontrol.

—¡No me jodas! — le gruño ahora el castaño.

—Hasta que te recuperes. — el Capitán termino de colocar el medicamento para luego dirigirse a la salida. —¡Ahora termina con ese maldito suero! 

Tony entorno los ojos, claro que terminaría con ello, no quería lidiar con el síndrome de abstinencia por esa maldita lengua.

"Lo mejor para el mejor."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora