Capítulo VI

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‡Kaly Mason ‡

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‡Kaly Mason ‡

¿Por qué el sol me pega justo en la cara por las mañanas? La estúpida cortina no tapa bien la ventana y cuando sale el sol la luz me despierta.

Como odio los lunes...

-¿Por qué odias los lunes?, La vida es igual de miserable todos los días. -una voz suave y ronca susurró en mi oído.

Dereck está a mi lado... ¡Dereck está a mi lado!

-¡Ah!, ¡¿Qué haces aquí?!

-Quería dormir con mi amorcito.

-¡Yo no soy tu amorcito! ¡Lárgate!

-Bueno ya, ya me voy... Amargada.


‡«♡»‡

Voy de camino a la escuela, corriendo como si fuera una maniática ¿Por qué? Simple, me desperté tarde. Además, estaba ayudando a cierta persona a salir de mi habitación esa misma mañana.

Bueno, mejor tarde que temprano ¿No?

Ah, esperen, así no era...

Sigo corriendo mientras que a lo lejos visualizo la escuela y también escucho el timbre sonar, reiterándome que llegué más que tarde. Sigo como si mi vida dependiera de ello.

En realidad, mi futuro depende de esto. Porque hoy se entrega el trabajo de química. Vale casi toda la nota previa al examen, y yo llegando tarde.

«Por favor que me dejen entrar, por favor que me dejen entrar...».

No me dejaron entrar. Me cerraron las puertas justo en las narices, es decir, que me han dejado afuera por hoy y no hay manera de adentrarme...

Esperen, ¿Esa es una ventana? Miré al costado del edificio y había una pequeña ventana abierta ¡Si podré entrar!

Para mi suerte, cuando me dirijo hacia la ventana y me asomo en ella, es la que da al baño de mujeres. Primero lanzo mi mochila por la abertura y luego doy un pequeño salto para así sujetarme, tomar impulso y entrar.

¡Lo logré!

Bueno, con algunos contratiempos, como caer de costado y golpearte el brazo ¿Desde cuándo las ventanas son tan altas?

Suelto un quejido levantándome del piso, sobándome el brazo izquierdo. Tomo mi mochila y me encamino a mi clase... Pero ¿Quién dijo que no podía equivocarme y terminar en el baño de hombres?

Un chico moreno y alto estaba entrando a uno de los cubículos de lo más normal del mundo, yo acomodé mi mochila en mi espalda incómoda y asustada.

-¿Qué... que haces... En el baño de chicas? -tartamudeo con la pregunta que le hago al moreno que iba a hacer sus necesidades.

-La verdadera pregunta es ¿Qué haces tú en el baño de chicos? -me responde mientras me mira como si fuera una lunática.

¡Qué vergüenza!

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