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Jungkook sonrió. Podía sentir que era un hombre nuevo.

Se dió vuelta en la cama, tratando de no moverse demasiado para no despertarlo. Lo primero que sus ojos captaron, fueron los brillosos labios del otro, estaban entreabiertos y una fina capa de baba escapaba de ellos. Jungkook sonrió, se sentía irreal el hecho de que a pesar de todas las cosas malas que le hizo, estuviera ahí, suspirando y sonriendo entre sueños, que luego preguntaría de que trataron. En conclusión era un hombre enamorado.

"Eres tan irreal Kim Taehyung" susurró con voz rasposa. Se levantó de la cama, dejando un suave beso en la frente del otro y caminó hacia la cocina, su corazón latiendo como loco al sentir un deja vú con todo esto.

Era como cuando eran pequeños y cocinaban para el otro luego de una noche agitada por los juegos e historias que inventaban. A pesar de las pocas habilidades y el odio que la cocina tenía hacia él, intentó preparar lo que en su cabeza, era lo más cursi que había hecho hasta el momento.

Preparó huevos y cortó fruta, también exprimió unas naranjas y estaba tan concentrado que no sintió cuando un adormilado Taehyung se acercó por detrás y colocó sus manos al rededor de su cintura.

"Buenos días" dijo con voz ronca que le erizó todo el cuerpo. "¿Qué cocinas?"

Sus nervios lo traicionaron, porque por accidente se cortó un poco el dedo. Jungkook se quejó, alarmando a Taehyung al ver que sangre roja escapaba de su dedo.

"Cariño, pon tu dedo en el agua" dijo el de ojos grises, yendo a buscar el botiquín de primeros auxilios.

Jungkook por un momento olvidó el dolor, al escuchar el apodo con el que fue llamado, sonrió inconscientemente, olvidando por completo que estaba manchando el suelo con la sangre.

"¡Jungkook!" Le llamó Tae. "Ven, te curaré".

El de cabello ya no tan rubio obedeció, caminando hacia el mayor que se veía bastante preocupado. Lo tomó de la mano y con mucho cuidado le lavó el dedo, estaba bastante concentrado que no se fijó en unos ojos azules que lo admiraban y demostraban todo el amor que en ese momento surgía como un volcán en erupción.

"Te amo" susurró Jungkook en esa silenciosa y cálida mañana.

Taehyung se sonrojó, levantando la mirada y encontrándose con aquel hombre del cual estaba perdidamente enamorado. Sonrió inconscientemente y las ganas de besarlo fueron bastante fuertes, que sin poder evitarlo se lanzó a sus labios.

"Te amo más", sonrió cuadrado.

Era como un sueño.

Uno que terminó con una insistente llamada.

"¿Aló?" Contestó Jungkook viendo al mayor partirse de la risa al ver esa caricatura que tanto le gustaba.

"Soy tu jefe Jungkook". Pronunció un malhumorado Jackson. "¿Por qué rayos no contestas las llamadas? Ni tú ni Taehyung me han dado una respuesta en estos tres días".

"Jackson..." Dijo bajito, caminando al otro cuarto para no preocupar al otro. "Lo lamento, es solo que hemos estado ocupados".

"¿Haciendo qué exactamente?" Inquirió.

Jungkook se mordió la lengua, ¿Qué podía decirle? ¿Qué estaban acalamerados mientras él sufría pensando que ya se habían matado?

"Estábamos en el papel de novios felices".

"Ajá y yo uso pañales". Le contestó. "Mira, prefiero que me digan que están por ahí disfrutando de más tiempo que el acordado, a que me mientan".

Nuestra propia mentira (KookV) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora