Prólogo

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LUGAR DESCONOCIDO

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Sentía sus ojos pesados y el cuerpo entumecido, el suelo debajo de él era rocoso y deformado, en su pecho, el peso de un objeto desconocido lo incomodaba demasiado.

Y, a pesar de tan molesta posición, no quería abrir los ojos.

Estaba tan cansado, algo no se sentía bien, la sensación de su cuerpo era... diferente.

Pero su fatiga no solo era física, su mente era cubierta por una neblina extraña y él no tenía ganas de despejarla. El mundo de los vivos lo llamaba y lo sabía, pero continuar en la inconsciencia era tentador.

El sonido de las aves cantando una suave melodía, el agua corriendo entre las rocas y el susurro de las hojas chocando entre sí a causa del viento, le daban tanta calma y paz, así como los pasos descuidados de una persona caminando hacia él.

Sí, con esta tranquilidad podría volver a dormir.

Esperen, ¿pasos?

Las alarmas se encendieron y una voz en su cabeza gritó: ¡Levántate!

Y eso fue exactamente lo que hizo, se sentó de golpe aún con el extraño objeto encima, y al segundo de hacerlo se arrepintió, pues el dolor de cabeza que vino después fue terrible. Intentó enfocar la mirada, sin embargo, fue en vano, todo a su alrededor daba vueltas en un torbellino verde y marrón.

Levantarse no era una opción, seguramente no podría ni mantenerse en pie, así que lo único que podía hacer era esperar a que no lo atacaran mientras estaba tan indefenso.

-¡Oh! ¡Tanjiro, despertaste! -una voz excesivamente aguda provocó que su dolor de cabeza aumentara. Cerrando los ojos con fuerza, trató de que su mente y sentidos volvieran a la normalidad.

Estaba en un bosque, eso podía decirlo con certeza.

Las manchas verdes que vio antes eran árboles y su nariz captaba a la perfección la tierra fresca mezclada con el característico aroma del humo y madera que indicaban los restos de una fogata.

-Nos tenías tan preocupados -informó la voz mientras arrastraba las palabras-. Inosuke estaba más salvaje de lo normal, no paraba de decir que el aura del bosque cambió cuando caiste desmayado. Creemos que el demonio al que vinimos a derrotar tiene algo que ver, pero Inosuke no puede sentirlo y yo no puedo oírlo y... ¿Me estás escuchando, Tanjiro? ¿Te sientes mal?

¿Inosuke? ¿Demonio? ¿Tanjiro? Izuku no estaba entendiendo nada, esa neblina en su mente no se iba, pero al menos ya no estaba tan mareado, así que, tentando su suerte, abrió los ojos.

Fue una agradable sorpresa descubrir que las cosas se mantenían en su sitio.

Lo primero que notó fueron las zapatillas y piernas del sujeto desconocido, arriesgándose más, levantó la mirada encontrándose con los ojos preocupados de un chico de aproximadamente su edad. Su cabello rubio tenía toques anaranjados en las puntas, traía un atuendo completo de color negro y encima de este llevaba un haori amarillo con pequeños triángulos. Sin embargo, lo que lo desconcertó fue el hecho de que tenía una katana en la cintura.

Esa katana era preocupante, no obstante, el instinto de Izuku no reaccionó ante eso. De hecho, su cuerpo no reaccionaba en absoluto ante la posible amenaza frente a él. No le recorrió el típico escalofrío nervioso que siempre sentía al conocer a alguien nuevo, ni tampoco la sensación de su piel erizándose al percibir alguna mala intención.

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