Criaturas de noche

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Solía ver a esas criaturas caminar, esas criaturas se hacían pasar por cualquier clase de persona y al parecer nadie se daba cuenta.

Solía dibujar a esas criaturas, era fácil para mí diferenciarlos, o eso es lo que yo solía pensar. Algunas niñeras no creían en mí, ellas solo veían mis pinturas para aplaudirlas y así obtener más dinero de papá. Ellas solo veían en mis pinturas personas comunes, las niñeras creían que la denominación que puse a las personas de mis pinturas solo eran parte de mi rica imaginación, pero ellas estaban equivocadas.

Es tan fácil encontrarse con uno de ellos que el vecino es uno de ellos. Mamá no se lleva bien con ese vecino, sin embargo me deja jugar con el niño que habita en esa casa.

Esas criaturas se llevan bien con la oscuridad y las sombras, esa es una de las características que noté. Tienen el mejor oído, mejor que cualquier hombre viviente, al igual que una buena vista, todo eso lo noté cuando jugaba con el vecino.

Las niñeras siguen espantandose de mis dibujos, en especial de aquellas criaturas, solo que ahora a las criaturas que me causan encanto los dibujo con más detalle, con su verdadera naturaleza, con lo que se alimentan. Las niñeras me rogaban de que dejará de pintar a "personas" ensagrentadas, que eso no estaba bien. Las hice caso, pero no porque ellas me lo decían, sino porque el vecino estaba sospechando de mí y tenía miedo de que me hiciera daño.

Papá últimamente se ve más enfermo, desde que tuvo la discusión con el vecino para defender el honor de mamá se ve así, creo que el enemigo de mamá ha hecho una cosa maldita e inexplicable. Mamá nunca sospechó del vecino en cuanto de la enfermedad de papá, porque no había razones lógicas para hacerlo. ¿O tal vez sí lo pensó? No lo sé.

Papá a pesar de estar enfermo, siguió dando conciertos con su querido piano, lo débil no le iba a quitar la enorme pasión que tenía por su instrumento. Mamá aconsejó a papá de que hiciera todos sus conciertos en la noche para que así en la mañana reposara y firmara los habituales papeles y documentos que siempre inundaban su escritorio desde que tengo memoria. Ahora que lo pienso, papá estaba más pálido de lo normal aquella vez.

El vecino ya no me deja jugar con su hermano menor, nunca supe porqué pero ya podía pensar en una respuesta a la incógnita. De todos modos conseguí otros amigos.

Un familiar de papá visitó la casa al enterarse de la enfermedad de papá. Nunca lo había visto de cerca, solo lo veía de lejos o en fotografías, pero nunca cerca. Sin embargo, cuando salió de casa, llevaba puesto un pañuelo en su muñeca, un apósito que no había visto y unas vendas en su talón, supongo que se habría caído de las escaleras o mamá tuvo algo que ver.

Ese familiar nunca regresó, solo mandaba unas cartas de forma mensual a papá. Al final nunca supe qué es lo que quería ganar ese familiar viniendo a la casa si iba a terminar en un mal estado.

Papá a los días siguientes se veía más sano, mamá se alegró, las niñeras también se pusieron contentas, pero, cuando lo ví, por un momento sentí esa aura, esa aura común en esas criaturas.

Algunas niñeras empezaron a renunciar, algunas acusaban a mi papá de maltrato, otras simplemente se iban sin decir nada. A papá y mamá no les importó, de todos modos ellos se liberaban de pagar el cuidado que me daban.

Últimamente mamá se queda con papá en el dormitorio, escucho sonidos extraños provenientes de ese lugar, a veces unos gritos extraños, como de desgarro, dolor y lamento, y lo demás...No sabría describir. Pero cuanto más pasaba mamá con papá, mamá se volvía más pálida, como si una enfermedad acechara a mamá en silencio.

Las niñeras me mandaban a dormir, ellas me decían que papá y mamá estaban haciendo cosas de adultos, cosas que los niños no debían de escuchar ni mirar. Eso era verdad en un principio, mamá y papá se estaban dando un tipo de amor que no entendía, pero eso no explicaba los gritos desesperados de mamá, no entendía cómo mamá podía estar como si nada hubiera pasado al día siguiente.

Después de ese día la última niñera que me deseó las buenas noches desapareció. Y así sucedió con las otras niñeras.

Papá y mamá salían de noche a pasear, papá consiguió aún más fama, sus melodías ahora hechizaban a cualquiera, su música era una de las cosas más hermosas en éste mundo y eso yo lo podía confirmar. Pero cuando comenzaba el amanecer, él se encerraba en su estudio a crear nuevas melodías. Mamá se quedaba conmigo, me cuidaba y me mimaba.

Papá y mamá se convirtieron en esas temibles criaturas.

—Shhh, no lo digas a nadie— Decía mamá mientras se servía un líquido rojo, más rojo y más oscuro que cualquier otro vino. Eso ella decía mientras acariciaba mi cabeza que estaba tumbada en sus piernas.

—Mamá...— Susurré —¿Porqué no puedo ser como ustedes?—

—No, aún no. Solo es cuestión de esperar— Mamá acomodó sus largos cabellos castaños. Me miró con sus ojos verdes, como si tuviera pena por mi.

—Entonces esperaré— Me levanté de la falda de mi mamá, y me fuí hasta mi sala.

Empezé a dibujar en el nuevo lienzo, iba a dibujar a mis criaturas favoritas, iba a dibujar a papá y mamá con su elegancia que hipnotiza a cualquiera. Con los labios carnosos de mamá y la postura derecha de papá, ambos con sus elegantes trajes cuando salen de noche.

Noche sin estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora