Capítulo 1. Un mal comienzo

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Empezaba el día, el sol brillaba con una belleza nunca vista, un día majestuoso, un día perfecto. Sara preparada para ir a la universidad, salió de su casa y caminó hacia la parada del bus. Llegando a la parada, un hombre, de una altura considerable, llevando una capucha negra, que junto con su sudadera parecía ser una túnica corta, se acercó a Sara; a pesar de que ella ignora su presencia, sintió que debía irse de ese lugar ya que la simple presencia de aquel hombre le aterraba, pero confiada, se relajó e intentó sacar conversación mientras el bus llegaba.
- ¡Hola! ~dijo Sara dirigiéndose al extraño.
-Hola... ~ susurró el hombre con tono de desánimo.
-¿Estás esperando el siguiente bus también?
-No... ~dijo aún susurrando a Sara ~ no espero a nada ni a nadie...
-Entonces, ¿por qué estás aquí de pie en la parada?~ preguntó  con un poco de curiosidad y miedo al extraño hombre.
El hombre no respondió y se quedó mirando el pavimento. Sara se quedó en silencio también. Cinco minutos antes que llegase el bus de Sara; aquel hombre tan extraño se sacó su capucha y dejó ver su cabellera, larga, pero corta en comparación a su estatura; sus ojos marrones, secos, como si estuviesen deshidratados, su mirada, profunda como pocas, parecía ser capaz de mirar en lo más profundo de su alma a tal punto de causar terror a la chica, una nariz puntiaguda y larga, sus cejas eran cortas y sus labios hacían, junto al resto de su cara, un gesto de lujuria, mientras saca una daga; al ver la chica el rostro del hombre y la daga en su mano, intentó correr pero no consiguió escapar del hombre aquél; se tropezó con casi todo lo que se cruzaba hasta que, confundida por su miedo, cayó temblando, permitiendo que su atacante la golpease con suficiente fuerza para dejarla inconsciente.
Después de varias horas desmayada, Sara despertó en un lugar aterrador, las paredes estaban llenas de piel humana y músculos humanos, también; el suelo lleno de sangre seca, y un olor a descomposición invadía la habitación; Sara forcejeaba intentando liberarse de la pared aunque no podía...

Inconsciente subconscienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora