Capítulo 5. ¿Por qué?

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Sara, esperando sentada en el salón, escuchó que alguien tocaba la puerta, así que gritó:

-¡Pasa!

Notó que no pasaba nadie después de más de medio minuto y fue a echar un vistazo en la entrada.
Al llegar a la puerta y abrirla, gritó, pues encontró a Mérida tirada en la entrada llena de sangre.
Sara empezó a llorar y vio la hora: era media hora después de los 5 minutos en los que debería haber llegado Mérida.
Sara se volteó rápidamente y salió corriendo con la cabeza baja hacia el teléfono para llamar a la policía, y al subir la cara, la habitación de la sala empezó a cambiar drásticamente, se volvió más ancha y profunda, de un color marrón como la sangre seca y, al sentir el olor, reconoció de inmediato el lugar; era la habitación donde había sido torturada.

Sara empezó a gritar desesperadamente:

-¡Ayuda! ¿Que está pasando? ¿Por qué estoy de vuelta aquí...?

Sara, atada a la pared, intentó soltarse como la anterior vez; al cansarse, entró una persona en la sala, ésta vez era una mujer, iba con la cabeza baja llevando la misma caja de herramientas que llevaba el anterior torturador, hasta que llegó a ella y bajó la caja, alzando la cabeza; Sara inmediatamente reconoció a la chica, era Mérida.

Mérida, estando frente a Sara, mostró una mirada completamente contraria a su mirada dulce de siempre.
Sara, asustada le preguntó gritando a Mérida:

-¿Por qué me haces esto?¿ Por qué vas vestida igual que el anterior hombre?-gritó Sara estando a punto de llorar.

Mérida no respondió y subió la mirada más aún. Después de mirarse durante varios segundos,de repente, Mérida empezó a golpear a Sara en su abdomen, luego de varios golpes en su abdomen, empezó a golpear su cara, dejando aturdida a Sara.
Después de más de 2 minutos golpeandole, Mérida paró, se agachó y recogió una daga igual que la que usó el anterior torturador para dejar desmayada a Sara.
Aturdida, Sara no se dio cuenta de que Mérida saco la daga, hasta que le apuñaló en el hombro, luego le apuñaló en el otro hombro con otra daga exactamente igual que la otra, dejándolas clavadas; agarró la caja y encontró trozos de vidrio pequeños, así que le abrió el ojo derecho a Sara y los soltó dentro; mientras Sara pedía a su amiga que parase, Mérida paró por un momento, como si fuese a dejar de torturarle.

A los 5 segundos de haber parado, sacó una hojilla e hizo lo mismo que el anterior hombre: empezó a deshollarle, con la diferencia de que le quitó la piel del abdomen.

¡Para, para!~volvió a gritar Sara intentando hacer que su amiga "despertara"...

Inconsciente subconscienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora