Mi corazón se enciende fuego, y luego todo mi cuerpo se va consumiendo. Dios… no podía haberme enamorado, y permitir que mis voces se burlen así de mí.
De nuevo vuelvo a escuchar risas malévolas en mi mente, pero al observar a mi alrededor con ojos borrosos, sólo veo a Justin sentado en la cama con un signo de interrogación en su rostro. Nada de demonios, ni de personas malvadas, ni Dennises. Sólo un ángel arriba de mi cama, confundido.
–¿Me amas? –pregunta con voz cautelosa.
Intento no sentirme frustrada por las risas dentro de mi cabeza y tiro de las raíces de mis cabellos con fuerza.
–¡Haz que paren! –grito ahogada.
<<¡¡Toooooonta!!>> <<¿Te has enamorado de alguien que no existe?>> <<¿Y crees que ese te podría amar con la pequeña mierda que eres?>>
–Ustedes no son mis amigas –susurro más para mí que para cualquiera –. Nunca fueron mis amigas.
–¡Lisa! –exclama Justin acercándose hacia mí.
Con cada paso que lo veo hacer hacía mí, hago una mueca de dolor, como si a la vez me estuvieran clavando un puñal en el centro de mi cabeza. Luego, me doy cuenta que esos propios golpes, los organizo yo al golpear mi cabeza contra la pared.
–¡Te amo, Justin! –grito y vuelvo a chocar la cabeza contra la pared. –Me duele que no existas, y que no podamos amarnos como merecemos –y otro golpe.
Siento mi interior calmarse de risas, pero tampoco escucho ni veo nada a mi alrededor. Sólo todo gris y borroso. Justin me abraza con fuerza y yo deseo, deseo con mis últimas fuerzas, que él sea real y que me ame.
–Podremos luchar y salir adelante… pero ya basta, Lisa, no te atormentes.
–¡No entiendes que te amo! ¡Que eres inalcanzable y que no existes! ¡Te amo y no encuentro una solución para estar juntos!
Mi voz se escucha fuerte como eco en la habitación, y aunque esté mareada, todavía me escucho y lo entiendo a él.
–Lucharemos contra lo que podamos –dice con voz calmada, pero sé que está nervioso y no me entiende.
–¿Me amas como yo te amo, Justin? –pregunto fuera de mí. Mi lengua formula esa pregunta sin que lo piense.
Mi vista se aclara un poco, para ver el fuego de la habitación, ardiendo en llamas. Luego una brisa aparece y todo parece parar, para que luego caiga nieve de la habitación. Observo el cabello dorado de Justin con nieve y lo acaricio. Pero la ira renace en mi pecho al ver que no contesta. Y por segunda vez, me separo de él para ir al otro extremo de la habitación pisando nieve blanca y fina como mi corazón.
<<Imbécil>>
Cierro los ojos con fuerza y golpeo mi cabeza con una mano.
<<La única manera de estar con Justin es matándote>>
Esta vez, y con más fuerza, golpeo mi cabeza más fuerte con mi puño.
<<Loca, estás asustando a tu hermoso angelito>>.
Volteo hacia la pared, de espaldas a Justin, y choco mi frente contra la fuerte superficie.
<<Mataste a tu madre>>
La sangre va cayendo de mi frente, y la siento porque es espesa, al igual que mis lágrimas. Veo a mis pies descalzos como se bañan de blanca nieve, agua de mis lágrimas y sangre roja.
<<Nadie te ama. Ni Justin que ni siquiera existe>>.
Cierro los ojos con fuerza y mi locura se extiende con adrenalina por mi cuerpo. Mis voces gritan una a una, con poder y siento como me destruyen. La siguiente frase, me rompe en todos los sentidos posibles:
<<Eres una esquizofrénica inútil, que no tiene a nadie, y debería estar muerta>>.
Con muchísima fuerza, y el alma temblando, choco mi cabeza con la pared una vez más y sin abrir los ojos, para luego sentirme explotada y cayendo hacia un hueco fondo negro de espaldas, con los párpados cerrados, y el viento a mi alrededor. Luego, el fondo, aterrador y negro.
<<Al fin te matas>>.
{{}}–¡Marie! ¡Ryan! ¡Lisa está en crisis! –grito aterrado, sintiendo mi garganta arder en consecuencia.
Todo sucede en cámara lenta a continuación. Veo a la enfermera con un semblante preocupado, y el rubio doctor correr detrás de ella, para luego ingresar en la habitación. El llanto de Marie no tarda en aparecer, y yo no demoro en entrar junto con ellos.
Y lo que veo, me rompe el corazón.
La chica castaña y esquizofrénica que me encargué de enamorarla como yo estaba enamorado de ella, tendía en el piso, los ojos cerrados con sangre en su frente y en el suelo a su alrededor. Las distintas paredes de la habitación tenían sangre y me veo perplejo mirándola inmóvil, con la boca que hace minutos probé y que me decía ser un ángel.
Ella creía que lo era, se había enamorado de mí, y yo no tuve tiempo para decirle que la amaba porque sus voces actuaron con precipitación. Ocurrió lo que tanto me habían avisado, pero yo no quise darme por vencido.
Entonces allí estaba, mi niña atormentada por voces y alucinaciones; la persona que me enamoró desde esa vez que entré en el hospital psiquiátrico por mi depresión. La leyenda de “la loca que no habla, que mató a su madre y dañó a cada enfermera que tuvo”, el peor caso del hospital. No me di cuenta que lloraba, y mucho menos que estaba en shock.
Veo los labios de Ryan gritarme algo, pero no entiendo porque me siento aturdido, y luego muchas personas vestidas de blanco entran en la habitación para sacarme de allí. Yo intento gritar, pero nada sale de mi garganta. Ni un graznido, ni un grito.
¿Por qué ocurrió esto, Dios? ¿Por qué dañas a todas las personas que amo?
–Fue mi culpa –susurro con mis puños cerrados, sólo para mí –. ¡No debía querer ayudarla, dándole mi apoyo! –grito ahora, y si no fuera por los enfermeros que me sostienen, sé que golpearía a alguien.
Mis ojos pinchan en llanto, pican por las lágrimas, y no me importa cuando algo se introduce en mi brazo y me desvanece.Marie entra en la habitación con su joven rostro con arrugas, y ojeras. No me dedica una sonrisa amistosa y mucho menos, una mirada.
Casi por compromiso, me pregunta:
–¿Cómo te sientes? –incluso su voz desanimada me hace desconocerla.
Y luego, como si de una película se tratara, escena tras escena reaparecen en mi mente. Lisa y yo besándonos, Lisa enloqueciendo con la mirada perdida, ella golpeando su cabeza con la pared, yo en shock, y Lisa tirada en el piso cubierta de sangre.
Mi boca se seca, y de nuevo, siento ese nudo tan imponente en mi garganta.
–¿Y Lisa? –digo sonando desesperado. Ella se encarga de revisar mi suero distraída y casi evitándome –. Marie… –llamo roto.
Cuando me mira, entiendo que no soy el único con ojos lagrimosos.
–No fue tu culpa… –susurra con voz débil, colocando una fina mano arriba de la mía, en señal de apoyo –. Sus voces la enloquecieron, no estaba bien… mejoró todo el tiempo que estuviste con ella, pero no fue suficiente… –la interrumpo de repente, respirando agitado.
–¿Fui yo, verdad? ¿Yo la maté?
Siento como una lágrima cae por mi mejilla… y me voy rompiendo lentamente. Sobre todo, al ver como ella contiene un sollozo sin mucho talento.
–Se mató ella misma, Justin. Te ordenamos que no digas que eras real. Ella murió porque tenía una enfermedad y no pudo convivir con ella. Sólo fue eso.
Sin embargo… ¿quién me quita el amargo gusto que tengo en mi boca, y el enorme vacío de mi pecho?
–Pero… la amo, Marie.
Mi corazón es entregado en bandeja tras esas frases. Y el inmenso sentimiento desgarrador de no poder obsequiarlo a la persona que quiero que lo reciba, me destruye.
–Muchas veces el amor no es justo; no siempre todo se corresponde por amor; <<el amor es fuerte…, pero no indestructible>>. Las personas somos frágiles, y ella era mucho más débil que nosotros… nunca fue querida y su cabeza no estaba acostumbrada.
Sin embargo, esa respuesta no me contiene.
–Si tan sólo hubiera… hubiera dicho que la amaba… todo sería distinto –deseo romper algo, pero me doy cuenta que mis manos están fijas contra el colchón.
–Justin… Lisa no hubiera podido convivir por mucho tiempo. Te advertí que jugabas con fuego al enamorarte de ella –traga saliva, y continúa con voz temblorosa: –Era esquizofrénica, loca, pero tienes que mantenerte feliz de saber que ella también te amaba, aunque sólo fueron minutos.
Lentamente aspiro aire, y recuerdo que sólo soy un chico depresivo enamorado de una esquizofrénica, que dejó una huella en mi corazón.
Y ahora quien se pregunta la misma pregunta… soy yo: <<¿Por qué me tuve que enamorar de un demonio como ella?>>.
FIN.
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Alucinación Favorita |One Shot|
FanfictionLisa Howard, no es más que una chica de 22 años con esquizofrenia. Sus ojos ocultan un tormento casi mortal, perteneciente a Justin Bieber, su supuesto ángel protector creado por la propia mente enferma de ella. Lo único que sabe con certeza, es que...