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El amor nace y crece de diferentes formas. Cuando somos niños nos endulzan la idea de: el primer amor, el amor a la familia, el amor a los amigos, etc. La curiosidad es otro elemento que nace y crece con nosotros, esa misma curiosidad nos invita a descubrir ese sentimiento llamado amor.

Souya Kawata es un chico promedio, con una vida promedio. Desde que era tan solo un niño la curiosidad inculcada por sus padres le hizo pensar en la necesidad por conocer tal sentimiento. A diferencia de su hermano gemelo, creció como un chico que creía fervientemente en las historias sobre el amor.

Desde pequeño tuvo una fijación por las leyendas y mitos sobre el amor. Una de aquellas historias lo marcó en su corta infancia: la leyenda del hilo rojo. Una leyenda contaba que todos los seres humanos nacemos con un hilo rojo en el meñique, y que con el paso del tiempo ese hilo encontraría su final al estar atado con el dedo meñique de otra persona, esta sería la persona que más amaríamos en nuestras vidas.

Las personas unidas por este hilo suelen ser almas gemelas.

A pesar de ser muy pequeño, Souya anhelaba que esas historias fuesen reales, pero con el pasar de los años las ilusiones y las historias solo se quedaron plasmadas en las hojas de papel de la biblioteca y fueron olvidadas.

Una nueva etapa inició en su vida y aquellas pequeñas aspiraciones quedaron atrás. Souya con los años fue cambiando tanto física como mentalmente. Esas historias de amor y romance le resultaron un poco falaces al notar que el amor era una cosa extraña cuando uno es adolescente. Su aspecto singular llegó a acomplejarlo un poco, y por lo mismo era blanco de burlas constantes en el colegio, después de todo su cara de pocos amigos solo hizo que perdiera confianza en si mismo. Sin embargo, no todo era sufrimiento, al crecer su hermano lo impulsó a entrenar y a trabajar en su confianza. Ser parte de una pandilla era otra cosa que nunca había planeado en su vida, pero terminó por aceptarlo solo porque su hermano fue quien le pidió estar a su lado. Así sin más, Souya terminó por quedarse junto a su hermano en la pandilla de la Tokyo Manji.

Souya tenía una rutina: levantarse, desayunar, ir al colegio, ir a la biblioteca, ir a la reunión de su pandilla y regresar a casa. Su hermano era una cuestión diferente, él prefería salir con sus amigos del colegio o su propia pandilla, respetaba su espacio personal, pero de vez en cuando solía arrastrarlo y llevarlo consigo. La adolescencia fue tornándose interesante para él en cuanto notó que su capitán fue tomando más poder y presencia entre las pandillas de Japón, después de todo Mikey era alguien admirable para él. Con el mismo crecimiento fueron ganando adeptos y enemigos. Un particular chico apareció en medio de aquellas aventuras, le parecía divertido e interesante, pero era algo que guardaba para si mismo, solo recordó que se llamaba Takemichi.

Todo iba bien en su vida y en su pandilla, sin embargo, una serie de acontecimientos empezaron a perturbar su pequeño grupo de amigos. El capitán de la primera división de la Toman decidió abandonarlos en un momento crítico, justo después del arresto de otro de los capitanes, Pachin, desde ahí todo empezó a cambiar radicalmente. Que el sub-capitán de la primera división fuese golpeado no ayudó en la situación. Un inminente enfrentamiento se acercaba para su pandilla y eso era lo que más le pesaba, detestaba pelear, pero debía cumplir su trabajo como segundo al mando del escuadrón de su hermano.

Apenas cruzaron la puerta del lugar donde se llevaría al cabo el enfrentamiento con Valhalla sintió un peso en su ser, no solo se estaban jugando su prestigio, estaban arriesgando sus vidas, pero un cosquilleo en las manos y en el pecho lo descolocaron por completo. Al formarse junto a sus compañeros notó como era observado por otras personas. Le parecía desagradable, pero era algo común que otras pandillas se deleitaran viendo enfrentamientos y peleas, como si fuere un espectáculo romano. Sus nervios empezaron a aumentar en cuanto escuchó hablar de algunas de las figuras que miraban el espectáculo. Un pequeño mareo lo descolocó, pero se recompuso de inmediato. Nahoya notó aquello y tranquilamente se acercó a él.

Lazos [ Rindou x Souya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora