Capítulo único

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Disclaimer: Los personajes no son de mi propiedad ni autoría.

Advertencia: Contiene spoilers de todas las temporadas.

N/A: El idioma original de "La Casa de Papel" es el español castellano, pero los diálogos y situaciones de esta historia están escritos en español latino; disculpen las molestias.

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"La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; (...) por la libertad, se puede y debe aventurar la vida".

- Don Quijote; Miguel de Cervantes

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—Bueno, ¿qué es lo queremos ahora, cariño? —dijo entre sonrisas.

—Yo creo que tenemos una boda que planear. —atrajo a la mujer entre sus brazos y alzó la vista para contemplar la mirada confusa del resto de sus amigos; su familia.

—Vaya, ya va siendo hora, ¿no creen? —Palermo fue el primero en evocar la palabra, excéntrico como siempre y, dirigiéndose hacia Raquel, la sacó de entre los brazos de su prometido para ser él quien la abrazara—. Serás una novia exquisita. —murmuró y aprovechó para susurrarle al oído lo sorprendido que estaba de que, entre todos los hombres del globo terráqueo, ella haya escogido a alguien tan peculiar como lo era Sergio.

—Venga tío, me alegro por ti. —aplaudió Denver—. Eso sí, quiero un poco de normalidad en mi vida, ¿podrías planear una boda que no involucre meternos en líos? Y, además, a Cincinnati le encantaría tener un compañero de juegos. —bromeó.

Raquel y Sergio se miraron por un segundo breve. 

Todos rieron elocuentes ante la sincronización del gesto, disfrutando del momento de fotografía y saboreando la gracia divina de la libertad de ser quienes quisieran; para algunos, la primera vez en un largo tiempo. Ahí, entre la alegría contagiosa, Sergio solo podía mirar a la mujer que era acreedora de múltiples felicitaciones, dando espacio a su mente para fantasear con lo preciosa que ella se vería vestida de blanco, o el color que quisiera, porque por ella, él se casaría incluso sin ropa si se lo pidiera (no es como que no hubiera calculado esa pequeñísima posibilidad).





Escribir los votos, ¿escribir los votos? Sí, necesitaría poner todo su empeño y conocimiento de la lengua en unas cuantas oraciones que debía decir en voz alta enfrente del resto de la banda; nótese el sarcasmo en su subconsciente. No iba a ser difícil, no debía serlo, ¿verdad? Solo tenía que recordar parte de los porqués amaba tanto a la mujer con la que compartía más que solo un par de anillos, y para eso necesitaba volver al principio.

Entonces, ¿cuándo había sido eso con exactitud?

La primera vez que había visto a Raquel, definitivamente no había sido esa noche en la cafetería, donde el ajetreo de llevar la responsabilidad del atraco más importante del siglo había terminado por agotar la batería de su móvil y él, en una hábil maniobra, le había ofrecido el suyo.

Afirmar aquello sería deshonesto.

La primera vez que había visto a Raquel había sido en una página de Google, aproximadamente dos años antes de poner en marcha la fase uno de su plan. La información personal de la inspectora estrella de España apareció en pantalla, junto a algunas de sus fotos más recientes con su ex marido, su madre y su hija, y la mujer se echaba una sonrisa de comercial. No podía negarlo, le pareció bastante guapa, pero las relaciones personales estaban fuera de su órbita en ese momento.

Le siguió la pista: una línea de éxito en lo profesional y tropiezo tras tropiezo en lo personal; Antonio no era el tipo de hombre que aparentaba ser en el trabajo, pues a solas en esas cuatro paredes, el rostro de Raquel era el protagonista de bofetones, tiradas de cabello y, en alguna ocasión, un tabique roto.

Hasta que se acabe la fiesta | SerquelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora