Prólogo

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Acababa de salir del trabajo aquella mujer de ojos azules, estaba sumamente cansada, no aguantaba sus pies hinchados y las náuseas.

El embarazo la estaba matando.

Y aunque no lo pareciera, aquella mujer amaba a la pequeña niña que iba en su vientre. Tanto su esposo como ella estaban felices de su embarazo, ya querían que naciera y tenerla en sus brazos.

Iba con sus audífonos escuchando música suave ya que le habían recomendado aquello para su bebé, mirando hacia el suelo y de vez en cuando mirando hacia los locales cerrados y de luces apagadas.

Distraída miró hacia una esquina, donde se veía una luz tenue sobresaliendo de un local pequeño, decidió acercarse para ver de qué se trataba.
Era como una carpa de circo pero más sencilla y un poco más pequeña.

En la entrada no se veía muy claro qué era lo que veía adentro, solo se veía un letrero que decía "La mística" con una letra no muy buena en verdad, decidió entrar ya que le causaba curiosidad ver que había dentro.

Dentro de aquel lugar había grandes cofres de madera y cajas pequeñas, la iluminación venía de unas velas que indican el final de la carpa. Había una especie de humo que daba un sensación de misterio, aquello le causaba una gracia a la mujer pero también le hacía dar a un más de curiosidad ver de qué se trataba ese misterio.

Cuando llegó al final de la carpa, vio a una mujer sentada en una mesa rectangular con algunas velas encima, unos cuantos libros, unas cartas con dibujos extraños, y una bola de cristal bastante... Irreal.

Todo le parecía sumamente extraño, al principio no entendía nada pero pensó que tal vez era una especie de actividad recreativa para la gente del barrio. Como aquellas que hacían para "unir" al barrio pero que al final no funcionaban mucho.

-Hola Diana, ¿cansada del trabajo?- le dijo esa mujer que tenía una túnica negra que le tapaba el rostro.

Diana se sorprendió al escuchar su nombre salir de los labios de esa mujer. Aunque no podía ver bien su rostro, se podía ver unas partes de su cabello, que era de un tono rojo oscuro y muy lacio.

-Tu… ¿Cómo sabes mi nombre?
-Desde siempre, pero eso no importa, lo que realmente importa es saber tu futuro ¿no?
-Ehh… ¿mi futuro? ¿tú cómo sabes mi futuro?- preguntó Diana desconcertada y confundida.
-Yo no lo sé, pero las cartas si, ellas nos dirán- dijo como si fuera lógico -siéntate.

Diana sin decir nada se sentó, realmente le parecía un poco ilógico eso de que las cartas sabrían su futuro pero no podía negar que se sentía bastante atraída por saber que pasaba en su futuro, aunque fuera mentira.

La mujer empezó a mover las cartas, esos movimientos los conocía ya que su esposo era experto y trabaja en juegos de apuesta, a veces jugaba y en otros era el que hacía las apuestas y ayudaba en ellas.
Después de un pequeño tiempo las puso en dos filas, cada una de 5 cartas boca abajo y empezó a voltearlas de manera lenta.

-Mmm… Las cartas dicen… Que ese bebé es una niña ¿cierto?
-Si- eso no era algo desconocido para ella pero si le pareció raro que esa mujer supiera aquello.
-Oh… Será una hermosa niña al parecer.
-¿En serio?
-Si, será una niña muy bella.

Diana sonrió emocionada, eso ya lo sabía ella, su hija nacería con los bellos y hermosos genes de la madre y el padre, eso era muy obvio.
De repente la mujer frunció el ceño y empezó a ver las cartas como si estuviera asustada, esto hizo que Diana también se asustara.

-¿Qué? ¿Pasó algo malo?- Diana preguntó asustada, ¿qué le pasaba?
-Ohh Diana -dijo la mujer con lástima, ya que lo le decían las cartas era dolor, solo dolor - tu pequeña niña… sufrirá y será demasiado. En su vida solo habrá dolor y lagrimas.
-¿Qué? Pero… - no sabía que decir ¿por qué decía eso?

Aunque al principio creía que eso de las cartas era bobada, ahora que escuchaba esa voz de lástima y pena en esa mujer empezaba a creer que aquello era verdad.

-¿Y yo? ¿Dónde estaré yo?- dijo preocupada.
-Tu Diana ya no estarás en este mundo - y por primera en ese pequeño tiempo, la mujer levantó la mirada mostrando sus ojos negro, agarro las manos de Diana en señal de apoyo- pero Diana, no debes preocuparte tu hija sera muy fuerte y valiente, sera una gran mujer, una muy poderosa. Así que no debes sufrir por lo que pase con ella, solo debes de disfrutar estos años junto con ella y tu esposo ¿Okey?

Diana la miro sorprendida a los ojos, esos ojos negros le decian esas palabras con seguridad, no queria morir, no queria hacerlo sabiendo que su bebita sufriria, pero si eso era verdad o no disfrutaria cada momento con su bebé y el amor de toda su vida.
Solo asintió con los ojos llorosos y un nudo en la garganta.

Este es el prólogo un poco tarde, pero ¡aqui esta! Espero les guste mucho mi historia.

Ya saben que si ven algun error y me quieran aconsejar lo pueden hacer sin miedo.

Guarden la historia en sus favoritos para saber mas capítulos. Intentare subir capítulos mas seguidos aprovechando que estoy en vacaciones pero como sea tendran el capitulo.

Sin mas que decir ¡Adios Y los quiero! :3

Inocencia Perdida (Trilogia #Epódyni Dýnami) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora