Una vida normal

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Agatha se levanta a las 6 AM como todos los días, se estira y procede a darse una ducha, luego 10 minutos sale del baño, se viste con sus pantalones elastizados verdes militar, sus zapatos negros y una camisa,  ya casi no le queda tiempo para seguir arreglándose así que se hace una colita alta que recoje todo su cabello rubio que le llega  casi por la cintura.

Al salir de casa apenas llega a agarrar unas galletitas para ir comiendo por el camino y las llaves de su volkswagen rojo. Para las 6.30 ya está manejando por un toscoso camino donde la rodea una espesa vegetación, escuchando música y pensando lejos, en lo mucho que le gustaría no tener que ir a la oficina día tras día a hacer algo que no le gusta. Sumida en sus pensamientos, 20 minutos mas tarde ya está estacionando su auto en el estacionamiento de un pequeño edificio blanco, desgastado por la humedad y las constantes lluvias.

Se estaciona, agarra su portafolios y baja, el cielo está nublado, estuvo lloviendo hace poco así que aún hay charcos de agua en la acera. Una vez que entra a la oficina se encuentra con unos papeles en su escritorio, lo normal, más y más de lo mismo, así que se prepara su taza de café y empieza a teclear en su computador. Así pasan las horas y llegan las 12, hora de irse a casa. 

Afuera está lloviendo así que Agatha sale corriendo, se sube al auto y procede a irse, una vez que está en camino recibe una llamada:

- Hola Amor, ya estas yendo a casa? A mi se me hizo algo tarde, así que no llego para comer.- exclamaron del otro lado del teléfono, era Alexandre, el esposo de Agatha. 

Alexandre es un hombre bien fornido, tiene 27, es rubio de ojos verdes, y trabaja en una empresa de construcción, lo cual demanda mucho de su tiempo, por lo cual casi nunca está en casa. Así que a su esposa no le sorpendió mucho el motivo de su llamado, luego de hablar se detuvo y compró algo de comida en Miski's, un comedor pequeño a la salida del pueblo, mientras conducía devuelta a casa fue comiendo su porción de papas fritas y una hamburguesa, así que cuando llegó a casa se tiró a dormir.

Luego de descansar un rato se levanta sobresaltada, se sentía observada mientras dormía, pero es imposible, no tiene vecinos que vivan cerca, y  su marido aún no estaba en casa, así que piensa que es su imaginación, se olvida de eso y se dispone a limpiar, luego de estar un largo rato limpiando, se baña y se sienta a mirar una película en su amplio salón de estar, pero cuando la película apenas comienza, alguien toca la puerta tres veces...

toc... toc... toc...

Una esposa normalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora