Antes de que empieces a leer, me gustaría aclarar que es una historia ficticia, es decir, todo lo que vas a ver a continuación es creación de la imaginación del autor.La historia estará narrada en tercera persona, exceptuando los " " que significa que dicho personaje está hablando, por ejemplo : "¡No me gusta!" afirmó Dan.
Disfruta de la historia...
Llegaba el frío invierno, cenas en familia, dulces canciones, regalos, galletas, amor, felicidad, armonía..
"Dan.." decía una grave voz, que se repetía como si de una grabadora se tratase.
Aquella pesada voz era muy insistente, tanto que tuvo que abrir sus inocentes ojos después de un plácido sueño para ver la triste realidad de cada día, un señor de aspecto rudo y ebrio al que ese chico llamaba padre lo estaba llamando, una.. y otra.. y otra vez.
Con un tono agresivo y molesto le preguntó si ya había recogido la leña que le ordenó, el joven lo negó con gestos, atemorizado por la respuesta de su padre, el cual le propinó una fuerte bofetada que hizo que el niño soltara algunas lágrimas. El chico le dijo con temor que era muy tarde, que aún no amanecía, a lo que el rudo hombre respondió con otro golpe acompañado de unas frías palabras "No es mi problema, ¡Deja las excusas, trae mi leña ahora!" Echando a su hijo de casa a altas horas de la madrugada. Descalzo y desorientado, dejaba sus huellas por la fría y blanca nieve, una detrás de otra, tiritaba y caminaba lentamente buscando leña. Finalmente llegó a un pequeño local pidiendo algo de leña y un poco de comida, ya que llevaba varios días sin probar bocado. El dueño lo rechazó de mala manera, se burló de su pobreza y lo empujó a la calle. De nuevo ese callejón de frío y dolor de pies..
Pero no era nada nuevo, Dan estaba más que acostumbrado, aunque a un niño de 7 años siempre le va a impactar que lo traten con tanto desprecio.
Muerto de frío y hambre caminó con las pocas fuerzas que le quedaban hacia una pequeña cabaña, donde cayó rendido sin siquiera saber dónde estaba. Pero no podía más, no le importaba morir allí, en un lugar desconocido, siempre y cuando no tuviera que volver a esa horrible casa.
"Leña.. leña.. ¡Leña!" Amanecía y Dan pudo distinguir algo de leña entre los muebles de aquella vieja cabaña, feliz y pensando que su padre le daría comida, agarró la leña y con energía se dirigió a su casa.
"Sí, 10 monedas de plata son suficientes.. no lo soporto más, es un inútil." Dan se detuvo antes de entrar a la casa y observó la situación al escuchar esas palabras, lentamente daba pasos hacia atrás, uno tras otro.
Entendía la situación, la venta de niños era muy común entre la pobreza para poder ganar algo de dinero sucio.. Dan echó a correr tirando la leña que tanto le costó conseguir por el camino. No quería creer lo que acababa de pasar, pero tampoco quería quedarse a averiguar si tenía razón o no, ya no había nada que le atara a ese lugar, a ese despreciable hombre.
Por fin tuvo un objetivo en la vida, mientras mas corría más se daba cuenta de que quería vivir, ser alguien.. ser fuerte. Secó sus lágrimas y siguió corriendo con más rapidez y determinación.
Pero Dan sabía que hacía falta algo más que valor para poder sobrevivir en un mundo tan cruel, estaba solo, con frío, sin dinero, sin un lugar donde ir.. Poco a poco dejó de correr, sus ánimos de escapar duraron poco, no tenía a dónde dirigirse, cayó en la nieve y comenzó a golpearla con rabia mientras maldecía su vida.
"Con ese aspecto no llegarás mucho más lejos." Dan miró hacia arriba y pudo ver una figura femenina montada en un bello caballo blanco, perdió el conocimiento y cayó por completo en la fría nieve.
"Inútil." "Nunca fuiste a por la leña." "Jamás vas a ser alguien en la vida." "Estás condenado."
Dan despertó de la pesadilla temblando, ese hombre le perseguía incluso cuando estaba muy lejos de él.. En seguida se dio cuenta de que no estaba en casa,no sólo no estaba en su casa, no sabía dónde estaba. Analizó el lugar y pudo ver unos muebles que parecían muy caros y antiguos.
También había una silla con ropa limpia, parecía de su talla. Pudo apreciar una nota encima de la ropa.. "Puedes ducharte, en la puerta de la izquierda encontrarás un baño, cámbiate la ropa cuando acabes."
Dan no entendía nada, pero no tenía alternativa, así que confió en las palabras de una desconocida, total.. Peor que lo que ya había vivido no podía ser, ¿O sí?
Muchas preguntas pasaban por su cabeza, justo antes de sacar su sucia camisa una voz que parecía proceder de una niña dijo "Anda, pero si ya te has despertado.. Tú debes ser el chico sucio del que hablaba mamá, date prisa que te están esperando, plebeyo."
El chico miró a su derecha, había una chica, no mucho mayor que él, su piel le recordaba a la fría nieve, su hermoso pelo castaño y sus ojos color avellana. Tenía algunas pecas también, llevaba un vestido blanco precioso, pero tenía en sus ojos una mirada de desconfianza y un toque de arrogancia.
"Sofía."
Dan miró a la chica con dudas.
"Es mi nombre, pensé que querrías saberlo, espero que te lo aprendas porque es lo único que obtendrás de mí."
Cerró la puerta con fuerza y desapareció, Dan no fue capaz de asimilar lo que había pasado, seguía pensando en esa chica durante la ducha. Todo era muy raro..
"¿Quién era esa chica? ¿Por qué estaba ahí? Más bien.. ¿Por qué estoy yo aquí?"
Dan pensó en su padre por un momento, las lágrimas caían de sus ojos, pero también pensó en que no le podía ir peor ahora, no parecía que esas personas le quisieran hacer daño, decidió confiar en esas personas, decidió confiar en Sofía.
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Dan y Sofía
General FictionDan es un niño de la plebe que es explotado y maltratado por su padre, en una huida de casa se topa con la familia Vulpheen, una familia de la nobleza que decide hacerse cargo de él, pero las cosas no irán tan bien como Dan cree, pues el objetivo de...