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Kaname era un hombre que lo había tenido todo en la vida, padres que lo amaban y protegían, buenas escuelas, una excelente universidad, una novia bella, quien después de algunos años se había transformado en la mejor esposa y tres hijos, que eran su vida completa. Pero la trágica muerte de su esposa lo habían dejado completamente devastado.

Ruka Kuran, una mujer de apenas treinta y nueve años había sucumbido a un cáncer que se la llevó en menos de seis meses, dejando a su esposo y a tres niños a la deriva. Takuma era el mayor con quince años, a él le seguía Charles con diez y Tommy de tres.

Los padres de Kaname dejaron todo en su pueblo, para ir con su hijo y nietos, que vivían en Nueva York, con el correr de los días, el matrimonio intentó persuadir a su hijo que lo mejor era volver al pueblo con ellos, pero el castaño no quería dejar el lugar donde el cuerpo de su esposa descansaba.

Pero todo cambió dos años después cuando su hijo menor sufrió un accidente casero y terminó con varias puntadas en la cabeza.

- Me alegra, hijo, tu decisión de volver a casa con nosotros - dice Juri a su hijo

- Será por un tiempo, hasta que encuentre una casa apropiada para los chicos -

- Qué tonterías dices, Kaname - interfiere Haruka - Sabes que nos sobra espacio aquí, además los chicos no deberían pasar tanto tiempo solos -

- Trabajaré menos horas de las que trabajaba en Nueva York,  después del accidente de Tommy, mi carrera dejó de ser tan importante para mí -

- Así  debe ser, no hay nada más importante que la familia, nada más importante que proteger a los niños -

- Lo sé, papá -

Kaname sonrió feliz, su padre era un hombre ejemplar. Un hombre bondadoso, amable, pero lo que más le gustaba a Kaname de su padre era ese cariño incondicional por los niños y no solo sus hijos, Haruka dedicaba una buena parte de su fortuna a los niños desposeídos, a esos que no habían tenido la fortuna de tener una familia que los amara o protegiera como ellos merecían. Aunque no era solo su padre,  su tío Rido también era así.

La familia Kuran, era una de las más respetadas en ese pueblo. Haruka ya estaba retirado, pero su negocio de las joyerías había crecido mucho, lo que partiera con dos joyerías, ahora era una cadena con más de noventa sucursales a través del país y diez más en el extranjero, actualmente su hija pequeña, Yuuki, se hacía cargo del negocio familiar, pero lo más importante eran los dos hogares que Haruka había creado para ayudar a niños en riesgo social. Su tío Rido, era abogado al igual que su primo Senri, ambos eran personas muy respetadas en la comunidad, sobre todo Rido, que patrocinaba una fundación que cuidaba de los hijos de los reos de la cárcel federal de su condado. Kaname nunca había participado de las obras sociales de su familia, no porque no le interesara, pero la falta de tiempo por sus estudios, en un comienzo, y luego por su cambio de ciudad, si no porque su agenda era algo apretada.

Dos meses después del cambio de ciudad, sus hijos ya estaban completamente adaptados a su nueva vida, Charles era el más feliz, por trasladarse a mediados del año escolar, sólo pudieron encontrar plaza en una escuela pública,  donde la exigencia no era tan alta, por lo que el chico de doce años, pasó de ser un alumno regular, tirando a malo a uno de los mejores. Tommy comenzó a ir la jardín de niños, donde jugaba y reía todo el tiempo y Takuma paso de ser un excelente alumno a casi un genio en su escuela, comenzó a hacerse de amigos, cosa que no hacía en Nueva York. 

Justamente ahora Kaname acababa de recogerlo en casa de un compañero de clases. El rubio sonreía feliz contándole a su padre sobre sus cosas y que sus amigos lo habían invitado a un concierto de una banda de rock local cuando al llegar a un esquina algo oscura, un chico salió corriendo de la nada y terminó siendo arrollado por el coche de Kaname.

Todo había sido tan rápido y violento, Kaname frenó en cuanto sintió el golpe del cuerpo del muchacho contra el capó de su Chrysler, pero eso no evitó que el cuerpo del chico saltara e impactara el vidrio parabrisas y que este se rompiera con el impacto de la cabeza del chico contra el cristal.

Aterrado Kaname bajó del automóvil y le gritó a Takuma que llamara un ambulancia. Al bajar pudo ver que era solo un niño, él jovencito había perdido el conocimiento, su rostro estaba ensangrentado, pero no más que su vientre, que tenía un gran corte desde la altura del ombligo, que seguía hasta casi llegar a su espalda, Kaname se sacó su chaleco y lo apretó contra la herida del abdominal del chico, si no hacía algo el joven se iba a desangrar.

- ¡Papá! La ambulancia llegará en diez minutos - grita asustado el adolecente

- No aguantará tanto - dice al ver el delicado estado del muchacho

- Papá ¿Se va a morir ese chico? -

Sin duda era lo más probable, el cuerpo del jovencito perdía mucha sangre, por lo que Kaname tomó una decisión.

- Saca de la cajuela el botiquín y mis camisas de la parte trasera -

El joven corrió abrió las bolsas de la lavandería y sacó las camisas y el botiquín luego corrió junto a su padre.

- Lo vamos a mover, necesito que no te asustes Takuma -

El adolecente trago el nudo que tenía en la garganta y asintió. Kaname dejó de presionar su chaleco contra el cuerpo del jovencito y lo envolvió con sus camisas intentando apretar rápidamente para cortar la hemorragia, pero sus camisas blancas pronto estaban completamente enrojecidas.

- Trae las bolsas de la lavandería, Takuma -

- Están vacías,  ya no quedan camisas -

- No importa, necesito el plástico -

Takuma corrió nuevamente al maletero del auto y le llevó a su padre lo que él pedía. Con una precisión increíble, Kaname envolvió el cuerpo del chico en ese plástico para presionar la herida.

- Lo llevaremos nosotros al hospital -

Takuma asintió y ayudó a su padre a subir al chico al automóvil y sujetando con fuerza la zona de la herida recostó la cabeza del joven en sus piernas. Mientras Kaname conducía a gran velocidad hasta el hospital.

Takuma estaba conmocionado, nunca había visto tanta sangre, pero más que eso nunca había visto un rostro tan hermoso como el de aquel chico.

Inocencia CorrompidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora