Vamos a saltarnos algunos capítulos en la vida de "Ella" (decepciones, alegrías, peleas, pequeñas recaídas) para llegar al momento en el que todo cambió.
Fue a los dieciocho años cuando volvió a recaer con la misma fuerza que la primera vez, todo a su alrededor le resultaba estresante, la vida volvió a parecerle cruel y la motivación poco a poco desapareció; "Ella" por primera vez contempló la idea de herirse (antes ya lo había hecho, pero no era consciente de eso), contemplaba morir pero se negaba a hacerlo pues se preocupaba por el dolor y conmoción que esto conllevaría para su familia; lo pensó y lo re pensó hasta que por fin lo hizo. Tomó un bisturí y lo pasó por su antebrazo, la jovencita quién siempre había temido al dolor se dió cuenta de que no era tan malo como había creído al principio y continuó hasta que vió la sangre brotar en una fina línea.
Pero, para su sorpresa, en el exacto lugar del suelo en donde cayeron unas gotas, se irguió una extraña puerta que tenía cierta energía que la invitaba a ser abierta, "Ella" fue consumida por su curiosidad y no tardó ni un minuto en entrar para ver que se ocultaba en su interior. Ese fue el principio de la habitación del desahogo en donde por el próximo año la chica dejaría salir todo el dolor de su interior, sin miedo a ser descubierta por su familia y con la total certeza de que nadie jamás podría abrirla, pues el boleto de entrada era su propia sangre.
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La habitación del desahogo
HorrorCada vez que ella sentía presión en su corazón escapaba a la habitación del desahogo, aquel lugar en donde dejaba de ser la hija modelo, la amiga graciosa y fiestera, la chica que nunca dice no. Allí podía llorar hasta que no hubieran más lágrimas q...