Prólogo

128 12 0
                                    

...

Era un día como cualquier otro, el sol se adentraba a la pulida oficina de Louis Dankworth, el investigador más solicitado por las familias más poderosas de todo Nueva York.

Sus celestes se abrieron, acostumbrándose a los fuertes rayos del sol, su vista viajó por todo el escritorio, una botella de vodka y una pila de papeles descansaban en este. Empujó su silla y se puso de pie, tomando cuidadosamente la botella, guardándola en el único cajón que portaba el escritorio.

La puerta se abrió, revelando a una bella mujer, cabello oscuro, curvas notables, portando un vestido color azul, con un encaje de flores en la parte superior con unos zapatos color negro a juego.

– Buenos días señor Dankworth, debería dejar de tomar durante las noches, que a este punto va llegar tarde al trabajo – la joven mujer expresó, su vista recorrió al investigador, en busca de alguna respuesta ante aquellas palabras.

– No me preocupa tanto, duermo en la oficina, prácticamente despierto en el trabajo – suspiro, llevado sus manos a su impecable traje color negro, ajustando su corbata– Dime Aldana, ¿alguien busca de mi servicio?– sus manos dejaron su corbata, girando hacia la mujer de cabello oscuro, su ceja se alzó en busca de respuesta.

– Si, de hecho hay una mujer que requiere su serv...–  fue interrumpida, la puerta se abrió completamente, dejando a la vista a aquella mujer que Aldana había mencionado– Abbey Gastrell– contesto la mujer, no dejando de mirar los celeste de Louis.

– Tome asiento– la mujer avanzó, sentándose en los sillones de cuero frente al escritorio, Louis hizo un ademán, en señal que Aldana se retirara. Louis, nuevamente tomó asiento.

– ¿Quien y de que se trata?– Abrió el cajón, sacando una libreta color negro, donde cada información de cada persona era escrita.

– Si, bueno, su nombre es Harry Gastrell, es mi hermano, tuvimos problemas en casa y él se escapó cuando cumplió 15 años, no eh sabido de él durante dos años, soy recién casada y no solo nos mudamos a la gran ciudad por que si, quiero encontrarlo, la última vez que hable con él me dijo que quería ser un gran actor en la gran ciudad, por favor necesito encontrarlo...

– ¿Tiene de casualidad una fotografía?

– Si, tenga...

– La foto es algo vieja pero

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

– La foto es algo vieja pero...

– No se preocupe, esto me sirve, gracias.

Acto seguido, la mujer sacó un bonche de dinero, entregándolo como adelanto– ¿Podrá encontrarlo?– murmuró la mujer en el marco de la puerta, apuntó de salir de la habitación.

El investigador tensó la mandíbula, ¿Encontrar a alguien? Se encontraba con el mismísimo Louis William Dankworth, el hombre que había encontrado a más de 170 desaparecidos. Este chico sería como cualquier otro caso, fácil y bastante rápido. Sus orbes zafiro se tornaron oscuros, chasqueando la lengua, ¿Acaso lo estaban retando? Por que el ama los retos y siempre termina ganando.

–Por supuesto, se encuentra con el mejor investigador de Nueva York, en menos de veinticuatro horas lo va a tener, se lo aseguró– Y sin más, louis saco de nuevo la botella vodka, tomando de la misma. Lanzando una mirada desafiante a la mujer, quien al sentirse pequeña, salió con un pequeño portazo.

...

𝒯𝒽𝑒 𝒷𝓁𝓊𝑒 𝒷𝓊𝓉𝓉𝑒𝓇𝒻𝓁𝓎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora