dos

231 31 37
                                    

Cap 2

—¿D-De qué hablas? — podía sentir mis piernas deslizarse hacia abajo y mis manos empezaban a temblar por el aumento de adrenalina provocada por el miedo y enojo en un choque catastrófico en mi interior.

El chico giraba los ojos ante mi pregunta y los pasillos comenzaban a llenarse de personas que solo caminaban sin hacer más que voltear a ver la situación y seguir su dirección.

—¿Te crees muy chistosa? ¿Sabes cuánto costó esa moto?

—No te estoy preguntando, te dije que no fui yo.— Empuje al azabache con la palma de mis manos en el pecho intentando librarme del arrinconamiento a lo que miro abajo a mi y resopló una risa escondida, no logré moverlo más de dos centímetros.

—Buen intento. — sonreía de lado.

No mentiré, tenía más miedo que enojo en mi ser.

—¿De donde sacas que fui yo? — ¿del culo? Pensé pero me mordí la lengua para no decirlo.

—Te vieron
—¿Ah sí? Me suena a estupideces para distraerte del verdadero culpable. — cruce mis brazos sobre mi pecho viendole, el chico me veía aun con duda y mordía el interior de su boca, el estómago me comenzaba a doler de los nervios.
Despegó el brazo por fin de la pared dejando que la luz volviera a mi rostro debido a la restaurada distancia apropiada entre él y yo.

—No creo, todos aquí saben que no deben tocarla, nadie es tan Idiota.— me dolió, sinceramente me dolió (sarcasmo, no me duele que un desconocido me insulte). Me frustraba no salir de esta situación.

—No todos, no tengo idea ni de quién Eres, cabron. Me tengo que ir. -- tan pronto encamine el primer paso para salir de entre la pared y el, tomo mi hombro regresando con otro golpe a la pared. — Maldita sea, animal. ¿Quién crees que soy? ¿Uno más de tus amigos?

El chico solo mordía sus labios con plena molestia en su rostro, quizás había cámaras y había sido demasiado ingenua, quizás no voltee las suficientes veces a las esquinas adecuadas pero si no tiene pruebas no puede culparme.

—Soy B...

—¿Que haces Idiota?— otro chico alto se acercaba, uno mucho más alto que la mayoría y sobresalía de entre el mar de personas.— Es una chica.

—Es la responsable de tirar mi motocicleta.— escupía con acidez el castaño sin ponerme atención pero ahora eran dos los que me arribaban.

¿Podría empeorar? No. No debe, no podría. Estoy harta.

—Si no tienes pruebas déjala ir, Baji. — el chico tenía una voz más grave y baja que el primero, aparte de parecerme amable solo por salvarme del animal que me retenía. Le miraba con severidad al castaño casi como si estuviera harto de sus acciones.— Es una chica, — volteó a verme de reojo.— deberías ser más delicado. — entre dientes casi avergonzado de tener que decirle "lo obvio" a este salvaje.

Sin decir nada salí de allí lo más rápido posible, dejando a aquellos discutiendo si dejarme libre o hacer justicia por su propia mano y no pensaba estar ahí cuando decidieron la condena.

Estupida, estupida, estupida. Estaba segura era la de Manjiro.

Había decidido que o salía antes que todos saltándose la última hora o salía con amigas, pero el destino tenía otros planes. No podía perderme la última, ya me la había escapado varias ocasiones y no se si había superado el número de faltas por irme a dormir a casa.

—Hey, ¿qué hacías? — alce las cejas y abrí los ojos al ver a Bol y Georgia sentadas comiendo en la cafetería. Mi mirada lo decía todo.

—¿Que paso?— dijo riendo Georgia al ver mi cara y el bufido que solté al sentarme
—Un maldito loco quería golpearme. —Exageré ¿mentía?
—¿Ah?
—Dice que patee su motocicleta. -- escondí mi rostro en mis brazos frente a mi cara. No tenía ganas de nada.

Golden boy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora