"𝑪𝒉𝒊𝒄𝒂 𝑹𝒆𝒃𝒆𝒍𝒅𝒆" (𝑾𝒂𝒕𝒂𝒔𝒉𝒊 𝑮𝒂 𝑴𝒐𝒕𝒆𝒕𝒆 𝑫𝒐𝒖𝒔𝒖𝒏𝒅𝒂)

『𝟎𝟓』

Duele...

¿Dónde estoy?

Miré a mi alrededor, todo era negro y deprimente.

¿Estoy soñando?

Empecé a caminar, era como si nunca llegara a ningún lado.

La oscuridad tapaba el camino.

Entonces escuché un golpe, de inmediato mi cuerpo se giró casi por reflejo.

Y ahí la vi, una niña de cabello negro sentada en el suelo.

Su pequeña mano tocó suavemente su mejilla inflamada, se acercó a la persona que la golpeó y suplicó de rodillas que la perdone.

Si, esa niña era yo.

¿Pensaste que solo por suplicarle dejaría de golpearte?

Lo siguiente que sucedió, fue que me golpeó hasta dejarla inconsciente.

Es verdad...

Desde ese momento, nunca volví a suplicar.

Giré mi cuerpo y volví a caminar, podía escuchar el somido mis pasos haciendo eco.

-Kurokami.

Abrí los ojos cuando escuché esa palabra.

Frente a mí estaba ella, con su cabello rubio tan reluciente y sus hermosos ojos azulados.

Christa era una chica cinco años mayor que yo, mitad alemana y mitad japonesa.

Su padre falleció cuando era una niña, y tuvo que empezar a trabajar para ayudar a su madre con los gastos.

Su sueño siempre fue convertirse en una actriz reconocida.

Y empezó su carrera siendo una actriz infantil con siete años.

Al principio aparecía como una simple extra en la pantalla que solo salía una vez.

Luego empezó a modelar para revistas y siguió así durante un tiempo.

La paga era mínima, pero ella estaba feliz.

Aún recuerdo la primera vez que la ví.

Ese día estaba de mal humor y estaba en el estudio en una sesión de fotografía.

Cuando salí a fumar en la terraza, la vi.

Ella estaba jugando con un gatito, volteó y me sonrió.

-Kurokami.- Fueron sus únicas palabras.

Yo simplemente frunci la boca en una mueca.

-¿Qué demonios dices rubia estúpida?

Me miró asombrada y volvió a sonreír.

-Eres igualita.

No me agradaba nada, así que simplemente lancé el cigarro al suelo y me dirigí a la puerta.

Pero su voz me detuvo.

-Tenia un gato que se llamaba Kurokami por su cabello negro, me hiciste acordar a él... Además sus personalidades son igual de horribles.

Me acerqué a ella y la agarré del cuello de su vestido verde lima.

Era preciosa, sus mejillas estaban rojas y sus labios pintados de un suave rosa.