Capítulo 1

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En un hermoso lugar en los bosques de Escocia, se encontraban dos jóvenes sentados en una gran alfombra a los pies de una cálida chimenea, en una antigua villa, propiedad de una de las más antiguas familias de Inglaterra.

El joven miraba con atención a la hermosa jovencita de cabellos rubios que se encontraba a su lado, mientras las llamas se reflejaban danzando en su rostro cubierto de pecas. Al sentir su pecho lleno de una inexplicable calidez, sintió la necesidad de tenerla más cerca. Alargó su mano hacia ella, pero se arrepintió al instante. No es que no deseara hacerlo, pero no quería incomodarla al expresarle sus sentimientos.

Ella, comenzó a contarle acerca de la gran presión que sentía por convertirse en toda una dama al estudiar en el colegio, para poder agradecer de esta manera a la persona que la había adoptado. Le confesó, que, aunque se esforzara más de la cuenta en sus estudios, no podía seguir el ritmo a sus compañeras en cuanto a las clases de música. Terry al observar que el semblante de ella había cambiado por una gran preocupación, trató de alentarla.

 Terry al observar que el semblante de ella había cambiado por una gran preocupación, trató de alentarla

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*Inicia fragmento de Candy Candy Final Story

—Debes estudiar sin tener prisa, tomándote tu tiempo.

—Pero si no me apuro, el tío abuelo podría morir.

—¿Es tan viejo?

—Nadie lo ha visto nunca, por lo que son solo rumores, pero parece que tiene una edad muy avanzada.

—En este caso, entiendo por qué tienes tanta prisa.

—Por supuesto, si hubiera un buen maestro dispuesto a darme clases particulares de piano, sería para mí una gran ayuda —dijo Candy, mirándolo juguetonamente a la cara.

El joven estalló a reír y le dio una palmadita en la frente.

—Si te conformas conmigo, estoy disponible. ¿Es lo que querías escuchar?

—¡Exactamente! —respondió ella con una brillante sonrisa.

Reprimiendo el impulso de atraerla hacia sí para abrazarla fuerte, Terry se levantó. El fuego de la chimenea ahora se estaba apagando e incluso sin que ellos se dieran cuenta el sonido de la lluvia había cesado. A través de los postigos rotos se filtraban ahora los luminosos rayos del sol.

—Si te parece bien, será un placer echarte una mano, Tarzán pecosa —dijo el joven, haciéndole una cortés reverencia.

—No me ha gustado mucho el final de la frase, pero lo importante es que tú te has ofrecido a ayudarme —dijo Candy, y al ponerse de pie terminó por pisar el borde de la bata.

Riéndose, Terry comentó divertido —Ciertamente no te queda bien.

—¡Vas a ver que un día me convertiré en una chica que pueda llevar incluso una hermosa bata como ésta! —Le respondió con tono afectado.

Dulce VeranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora