𝟬𝟳. 𝙋𝙀𝙇𝙀𝘼

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La hora del almuerzo había llegado, yo me encontraba enrollado en una toalla y los rebeldes cabellos húmedos que se me pegaban a la cara me recordaban la forma en la que SungHoon me había sostenido dentro del agua. La forma en la que juntó nuestros cuerpos, lo sentí contra mí y me habló al oído. La forma en la que no me soltó hasta que no me sentí listo, cómo toda su atención estuvo en y nadie más.

Por un momento sentí que yo era el centro de todo en la vida de SungHoon, mientras reíamos juntos allí dentro y hacíamos guerra de agua. Jake nos chequeaba con una mirada difícil de descifrar cada vez que podía, pero SungHoon no parecía darse cuenta porque extrañamente no había volteado a verle ni un segundo.

Nuevamente sentí que había ganado algo.

Y nuevamente aprendí que para Jake, ante los ojos de SungHoon, no existen ni aspirantes a competir.

Él ya tenía ganado ese lugar especial en el corazón de SungHoon... Ese lugar en el que yo nunca estaría ni siquiera cerca de estar.

Así que aunque reímos juntos, la pasamos bien juntos y por un momento sólo fuimos él y yo, al final siempre serían sólo Jake y SungHoon.

Segundos después de que la señora Kim nos llamara a comer, cuando ya todos habíamos abandonado el río y tomado nuestras respectivas toallas, Jake y SungHoon desaparecieron detrás de unos árboles sin decir gran cosa.

Jake sólo le había dedicado una mirada muy cercana al enojo, le había hecho señas para que lo siguiera y SungHoon lo había obedecido enseguida.

Eso me recordaba cómo eran las cosas.

Al final eran ellos dos.

Al final yo no formaba parte de esta historia.

Al final yo perdía.

Justo como mi mamá.

Oye, cariño. — la señora Kim llamó mi atención. Yo levanté la mirada después de minutos mirando al suelo sin más, repasando cada momento junto a SungHoon y el momento que Jake se lo llevó de la mano lejos de mí —. ¿Estás bien? — me preguntó de manera dulce, arqueando una ceja.

Odiaba que la señora Kim fuese tan perfecta todo el tiempo, con esa sonrisa de comercial y esa voz suave.

Odiaba estar ahí.

Cuando menos me di cuenta mi mirada se había intensificado, y por la confusión en sus ojos, tal vez en mi rostro se reflejaba todo el odio que guardaba dentro de mí.

No quería dejar que los rencores me ganaran.

Pero estaba dolido, enojado, triste, deprimido y patético.

Mi padre estaba con ellos, no conmigo. Mi padre nunca me iba a querer como a ellos, mi padre... Mi padre dedicada toda su vida a ellos.

¿Yo en qué importaba ahí? ¿Dónde era parte de la vida de mi padre?

¿Dónde era mi mamá parte de esta familia? Ella nunca podía estar presente, se sentía una mierda. Yo me sentía una mierda.

Realmente me destrozaba. Me destrozaba como nadie podría imaginárselo, me sentía tan pequeño, insignificante y perdido. Me sentía tan fuera de lugar.

Me sentía en la nada.

Como si no valiera nada.

Como si realmente no estuviera ahí

𝙄𝙁 𝙒𝘼𝙎 𝘼 𝙍𝙊𝙎𝙀 // 𝙎𝙐𝙉𝙂𝙎𝙐𝙉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora