IV

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Minho terminó dandole la espalda a Felix, quien lo había molestado un rato intentando abrazarlo, tocándole el pelo o bajando con sus manos por su espalda hasta estar peligrosamente cerca de sus nalgas, aunque luego de unos cuantos golpes se había deteniendo, cruzándose de brazos con un exagerado puchero en los labios.

— Maldito homofico, Lee, no quieres que te toque un hombre gay sólo porque es gay.

— También soy gay, marica.

— Marica tu madre.

— La que no es marica es la tuya, yo te lo confirmo.

— ¡Minhooooo!

— Ya era momento de que te enteraras... Soy tu padre.

— ¡Noooooooo~!

Jeongin arrojó la almohada con fuerza esperando que golpeara a Felix, aunque la había lanzado a la suerte, le había dado, haciendo que el rubio comenzara a quejarse.

— Cierren el hocico los dos, parecen unos mosquitos molestos.

Hyunjin asintió, aunque no pudieron ver el gesto por la oscuridad de la habitación.

— Jinnie, ¿Te levantas y me pasas la almohada, por favor? — pidió Jeongin en tono educado, como si fuera un niño.

El pelinegro salió de la cama, obedeciendo a Jeongin, quién le sonrió con un pequeño "Gracias" en cuanto se la alcanzó.

Al volver a entrar en la cama, Hyunjin golpeó sin querer las piernas de Jeongin y el castaño frunció un momento el ceño, como una pequeña mueca de dolor.

Hyunjin tardó un momento en entender que el chico si sentía sus piernas.

Sonrió, riendo ligeramente.

Mentiroso— le dijo, recibiendo una mirada ladina por parte de Jeongin, quien sonrió un poco, el chico se encogió de hombros.

— Sip, no te voy a mentir— dijo, se giró un poco para verlo frente a frente, hablando bajo para que sólo él pudiera escucharlo, con una pequeña sonrisa—. Te dije hace un tiempo que podía mover los dedos... Lo sigo haciendo, pero de a poco comencé a sentir lo demás, empezó con tener cosquillas en la planta del pie, y ahora  puedo sentir todas las piernas.

Hyunjin sonrió ampliamente, aplaudió bajo.

— Sigo sin poder moverlas, dijeron que es por los músculos débiles... Más o menos así— hizo un gesto con la mano, para restarle importancia—. Lo malo es que ya no puedo hacer chistes negros, ya no tienen tanta gracia.

Hyunjin frunció el ceño al escuchar eso, lo golpeó un poco, para que se diera cuenta que decía una estupidez.

— La terapia está ayudando— dijo el castaño, con algo de vergüenza en el rostro—. No pensé que lo haría.

Creí que ha-bías dejado— murmuró Hyunjin.

Jeongin se encogió de hombros.

— Me di cuenta que no tengo nada que perder si hago la terapia— dijo—. A demás es lindo nadar un rato.

Hablaron un rato más, aunque Jeongin fue el que más dijo, mientras su amigo escuchaba atentamente todos sus avances, con una sonrisa orgullosa en el rostro.

No fue sino hasta que escucharon los ronquidos de Lix que se dieron cuenta que habían hablado bastante tiempo, así que sólo se acurrucado un poco más para dedicarse unas buenas noches antes de dormirse.

𝐋𝐎𝐔𝐃  ─   hyunho  ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora