En el pasado V: Aunque esté roto...

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—Ya llevas mucho tiempo aquí ¿Cuándo vas a irte a tu casa?

La galleta con forma de osito no logró llegar a la boca de Dororo, se detuvo a medio camino pues resbaló de sus dedos, cayendo encima de sus piernas. Quedó estática y con la boca abierta al escuchar tal pregunta.

Cualquier otra persona que hubiera escuchado tal indagación ser pronunciada con esa voz indiferente, por supuesto se sentiría herida de inmediato, pero en el caso de Dororo Ueno no fue así, y más considerando que quien la realizó fue Hyakkimaru Daigo.

Sencillamente la tomó desprevenida. Habían pasado ya cuatro años desde que se conocieron e hicieron amigos. La animosa niña de doce años conocía al joven de cabellera azabache como la palma de su mano, así como sus comportamientos tan particulares debido a su SA.

"No es una pregunta que hace porque no le gusta que esté aquí, seguro es simple curiosidad". Reflexionó, en tanto que estiraba sus piernas a lo largo de la felpuda alfombra de color azul de la habitación del primogénito de los Daigo.

—¿Qué pasa, Aniki? ¿No te gusta que esté aquí? —Respondió su pregunta con otra, llevándose una nueva galleta a la boca.

—Me gusta que Dororo esté aquí. —Explicó con calma, posando su vista en el empaque de galletas de animales—. Pasar tiempo con Dororo me gusta tanto como leer un buen libro o jugar videojuegos. —Hyakkimaru calló un momento para esbozar una pequeña y tímida sonrisa—. Pero... últimamente pasas más tiempo en mi casa, eso es irregular.

—Lo que pasa es que la compañía de Aniki es muy divertida, por eso no quiero irme de aquí. — Dororo empleó un tono pícaro y se acercó a picar sus mejillas con su dedo índice. En cuanto sintió este tacto, él parpadeó un tanto azorado.

—Es suave y agradable. —Musitó Hyakkimaru, cerrando sus ojos de manera apacible.

—¿Te parece agradable? —Añadió sin dejar de sonreír— ¡Entonces lo seguiré haciendo!

Continuó con esta acción. Empezó a reír en voz baja con ternura al percatarse como Hyakkimaru relajaba su rostro, y un apenas perceptible sonrojo aparecía en sus mejillas.

—¿¡Qué demonios le estás haciendo a mi hermano!?

Se escuchó un indignado grito que sobresaltó a los dos niños. Dororo volteó al frente, encontrándose con que Tahomaru avanzaba hasta ellos a veloces pasos. La niña giró sus ojos con fastidio. 

Una vez se colocó frente a ellos los separó tomándolos de los hombros. Después se movió hacia atrás, cruzó sus brazos y observó a Dororo con desaprobación. La aludida le regresó una mirada hastiada, en tanto que Hyakkimaru contemplaba a ambos en verdad confundido.

—Sabes bien que a mi hermano no le gusta el contacto físico. —Alegó Tahomaru de forma prepotente.

Dororo estaba a punto de explicarse, sin embargo, Hyakkimaru soltó una sencilla pero demasiada honesta frase que los dejó mudos, y en el caso de ella, encendió todo su rostro.

—El contacto físico con Dororo no me parece molesto.

—¿Q-qué? —Fue lo único que consiguió murmurar Tahomaru, pasmado.

—Cangrejo tonto... Llevamos ya cuatro años de conocernos, sabes bien que nunca haría algo que incomodara a tu hermano. —Se explicó Dororo con una voz apenas audible. A pesar de que pudo responder, aún se sentía demasiado avergonzada, por este motivo, fue incapaz de alzar su rostro, el cual seguía colorado.

—Más te vale que así sea. —Tahomaru contestó lo primero que se le vino a la cabeza, viéndose obligado a fingir que entrar al cuarto y verlos tan juntos no le había molestado, ni le ocasionó un enorme desconcierto. Como los segundos continuaban pasando, y aún era incapaz de deshacer ese molesto nudo que atacaba su corazón, pensó que cambiar el tema de conversación sería lo mejor. Se sentó de una manera más cómoda en el piso alfombrado frente a ellos y añadió—: A todo esto, falta muy poco para que anochezca... ¿no piensas que sería prudente regresar ya a tu casa, Dororo?

Blue Lullaby [Dororo AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora