Prólogo | Olor a pan

54 1 0
                                    

Sentado aquella tarde esperaba por noticias de ella

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sentado aquella tarde esperaba por noticias de ella. Todos bailaban contentos disfrutando de un buen vino mientras por primera vez el castillo había cerrado sus puertas. Temía que no quisiera verme y que con tristes y dolorosas palabras me hiciera irme.

La noticia se expandió rápidamente por todo el lugar, el gran emperador de Tian, el bello cielo, había muerto. Un sentimiento nostálgico cubrió el lugar que hace unos momentos era embuelto por risas y festejos.

- Príncipe Lee. Su gente espera fuera.

- No es necesario encontrarme con ella hoy, solo asegúrese de que se encuentre bien.

A un paso de haber salido de aquel lugar y mirar aquella nostálgica noche, mi corazón fue en embuelto por el rico y hermoso olor a pan proveniente de aquella pequeña cabaña a las afueras del castillo. Un joven delgado y alto horneaba pan mientras era acompañado por varios duendes de cocina. Al igual que todos en aquel momento, mantenía una mirada tirste y un semblante cálido.

- ¿Gusta que compremos algo para usted príncipe?

Aquella pregunta se había perdido entre mis vagos pensamientos mientras mi mirada estaba fija en aquel hombre. Su piel color canela y sus manos llenas de polvo para hornear pan eran hermosas ante la luz de la luna y el fuego.

Su mirada paso de aquella masa a la mía por debajo de su cabello alborotado y salpicado, recuerdo como los dos nos quedamos así por poco tiempo, pero el suficiente para hacer que mi corazón se volviera una explosión de emociones.

— Príncipe...

— Está bien. Quizás en otro momento, deberíamos de regresar antes de que la luna pise Xian.

— Escuchamos que el clan Qiang probablemente llegue pronto.

— Esperaremos por el, debo de estar cerca de ella antes de que suceda.

Pasada la tarde del día siguiente regresé a ella. Miraba cabizbaja por el balcón mientras las mariposas reboloteaban a su alrededor.

— ¿Por qué has tardado tanto?

— Pensé que la princesa se sentiría abrumada por mí presencia. — Agaché mi cabeza indispuesto a mirarle directamente.

— Debería de comer algo, escuché que tuvo un largo viaje entre noches. ¿Por qué no me acompaña a la puesta de sol?

Había asentido como todas la veces en las que ella hablaba. Me había dedicado a servirle desde que su padre, el emperador de Tian empeoró de salud, estaba comprometido en protegerla, cuidarla y buscar su bienestar como había prometido, aún cuando mi padre me había ordenado venir aquí a contraer matrimonio, pues con el paso del tiempo, ella se había combertido en mi dulce y querída hermana. Aquella que siempre miraba por la ventana a la espera de alguien especial, aquella que vivía buscando respuestas en el aire.

My last page | MarkWooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora