Cuando vio a chan casarse con quien una vez consideró su mejor amigo, Felix creyó que era tiempo de olvidarse de su amor no correspondido y avanzar por su cuenta.
Pero sus planes se arruinaron por completo cuando de pronto, se entero que estaba espe...
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China: Shangai
Muy lejos de la ciudad, alejado del ambiente más habitado de la ciudad, en los barrios más pobres, en donde sólo las personas malintencionadas se asoman, se encontraba un doncel hecho en un mar de lágrimas. Un joven que acaba de experimentar una perdida, tal vez la única porque no es como si tuviese a alguien más a su lado.
Veía con sus ojos cómo sus pertenencias estaban siendo sacadas del que fue su hogar desde siempre, desde que era un pequeño bebé y aquellas manos lo cuidaron con tanto esmero y amor, es el lugar de su niñez.
—Por favor señor, eso es todo lo que tengo... —El doncel suplica con sus ojos cristalizados, aunque no puede hacer más, sus súplicas no van a detener a los hombres que sólo hacen su trabajo.
—No, te dije que necesitaba el dinero de la renta, ¡pero sigues con tus malditas excusas y ya estoy harto!. —El hombre vociferó, mientras sus trabajadores sacan las cosas fuera del apartamento.
—Por favor, le prometo que le pagaré. —Trato una vez más, acurrucado en ese rincón mientras se abraza a sí mismo y observa cómo su casa se queda casi vacía.
—¡Dije que no! —El mayor grita nuevamente, mira al doncel con fastidio. —Estás aquí porque tu abuela era amiga mía, pero se acabó, si no me pagas entonces tus muebles lo harán.
Jeongin vio con ojos cristalizados cómo el dueño del lugar se llevaba sus muebles, su pantalla plana y su refrigerador, todo lo demás hasta dejarlo sin nada más que el aire alrededor del apartamento.
El hombre se fue cerrando la puerta y dando una última advertencia de echarlo a la calle si no le pagaba.
Jeongin sólo pudo tirarse al piso, abrazar sus rodillas y llorar fuerte llamando a su difunta abuela con sollozos entrecortados.
Con sólo veinte años de edad, Jeongin se ve así mismo enterrando al único familiar que le quedaba, su dulce y hermosa abuelita, la única que siempre estuvo presente hasta el último momento.
Él es un doncel como otros, sin estudios universitarios y sin dinero, tiene que enfrentarse a la dura realidad que es el mundo sin las faldas de su ruda abuela cuidándolo o sus consejos escudándolo, él tendrá que salir adelante por su cuenta, necesita hacerlo para sobrevivir.
Es un doncel, por lo tanto nadie contrataría a un doncel sin estudios universitarios o una recomendación de empresa, por lo tanto sólo puede mantenerse así mismo con el poco salario de su trabajo a medio tiempo, aunque está tocando fondo.
Estar en China no es algo que en verdad disfrute, pues aunque pintan al país como uno de los mejores, es una total mierda, las personas son demasiado desalmadas y no tienen consideración con personas como él, con padres de nacionalidad coreana es casi imposible ser considerado como igual a los otros aunque hable el idioma de su hogar.
El pelinegro se levanta del piso, caminó hacia la cocina y ve lo que había en la isleta, sus ojos se cristalizan más al notar que sólo hay comida enlatada, en realidad su abuela estaría decepcionada al saber que no se las puede arreglar sin ella presente.
