𝐃𝐎𝐒

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W̶i̶l̶d̶e̶s̶t̶L̶i̶e̶s̶⌫

-𝐧𝐨𝐰 𝐚𝐥𝐥 𝐢 𝐬𝐞𝐞 𝐢𝐬 𝐫𝐞𝐝-

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-𝐧𝐨𝐰 𝐚𝐥𝐥 𝐢 𝐬𝐞𝐞 𝐢𝐬 𝐫𝐞𝐝-

Los juicios a los Mortífagos cómplices del Señor Tenebroso durante las décadas de los setenta y principios de los ochenta finalizaron el pasado mes de junio. Sin embargo, los que aparentan llevarse la peor parte son sus familiares.

1 de septiembre, 1996. La mañana de Theodore Nott había sido caótica. Desde que su padre fue privado de su libertad en Azkaban, debía encargarse de todo. Madre muerta, padre detenido. Theo estaba completamente solo. Aunque había días en los que analizaba qué prefería, nadie, nunca, quería estar completamente solo.

En la plataforma 9 ¾ distinguió rápidamente la cabellera platinada de Draco Malfoy, dónde probablemente también estaría el resto de su grupo. El resto de sus conocidos más cercanos. Amigos. Algún día, quizás.

Carraspeó y levantó su cabeza, él sabía bien que no tenía nada de qué avergonzarse. No había nada de lo que arrepentirse. Pero sabía que todos susurraban con su paso, que lo miraban. No podía evitar mover los anillos plateados de sus dedos, como si nada de eso realmente le importara. Primero saludó a Draco, cruzaron miradas profundas, entendían al otro. Tanto el señor Malfoy como el señor Nott estaban en Azkaban. Draco parecía más frío, más indiferente a aquellas miradas.

Daphne Greengrass lo tomó por la cara, obligándolo a inclinarse, obligándolo a besarla. Ella le sonrió, serena. Todo iba a estar bien. Daphne sintió un sabor metálico sobre sus labios, de lo ansioso que se sentía, él se había arrancado toda la piel del labio inferior. Lo tomó de la mano y no lo soltó, entrelazó sus dedos y lo apretó. Al resto no los saludó, simplemente les regaló miradas desinteresadas. Eso era suficiente.

Por último llegó Blaise Zabini. A los varones les estrechó las manos, mientras que a Pansy y a Daphne las saludó con un beso en las mejillas. Se paró junto a Theodore y le golpeó el brazo, asintiendo.

Todo el grupo parecía apiadarse de él, y no había nada que estuviera odiando más. Sus iguales. No necesitaba la lástima de ninguno. Observó a Draco por un momento. A él, ninguno lo trataba con lástima, ninguno le daba su pésame, ninguno intentaba ser condescendiente con Draco. Chasqueó su lengua, se apoyó contra la pared del tren y, soltando la mano de Daphne, sacó un libro de bolsillo sobre plantas venenosas. Ignoró las conversaciones indistintas del grupo, actuaban como si nada hubiera pasado, como si la mitad de sus padres no hubieran sido enjuiciados meses atrás.

Unas risas que hicieron eco en la plataforma sacó a cada uno de su propio mundo. Todos la miraron. La dueña de aquella carcajada era Lisa Turpin, quien acababa de llegar y ya estaba rodeada de gente saludándola, dándole la bienvenida. Se trataba de aquella gente que le lame las botas de escarcha por ser la editora ''anónima'' de la revista de chismes de Hogwarts.

Pansy Parkinson viró los ojos exageradamente.

— ¿Algún día se cansará de querer llamar la atención? —preguntó con fastidio.

— Además, ¿qué lleva puesto?

— Ropa muggle... —respondieron con desagrado.

— Si no la miran, no le darán lo que quiere —dijo Draco, que no se había molestado en mirar.

Estuvieron de acuerdo y dejaron de prestar atención, aunque era imposible que su voz aguda y gritos no taladraran en sus oídos.

Blaise Zabini era el único que había quedado de frente. Tenía la vista puesta en ella, y no se esforzaba en apartarla. Gesticulaba tanto que si ponías la atención justa podrías saber exactamente de qué estaba hablando. No cruzó UNA mirada con él. Cómo era posible. Algunos comentarios desafortunados de Crabbe y Goyle llamaron su atención. Aparentemente, Lisa les parecía muy linda, pero habían usado otras palabras y un par de explícitos escenarios que Blaise no repetiría. Por suerte, estaba Pansy para darles una reprenda física por dos cuestiones: por cerdos y porque se trataba de Lisa Turpin.

— ¡Blaise! —exclamó Daphne levantando su voz.

— ¿Eh?

— Te estaba diciendo que... ¿qué tanto miras? —cuestionó girando su cabeza— ¿En serio? ¿La estúpida de Lisa Turpin?

Theodore levantó su vista del libro. ¿De qué se trataba aquel tono de voz que Daphne había utilizado? ¿Por qué le reclamaba? Todos sabían que Blaise nunca se interesó demasiado en la procedencia de sus ligues. Sintió que lo miraban, de reojo, Draco había arrugado sus cejas.

Todos habían volteado nuevamente hacia Lisa Turpin, ¿qué hacía que era tan interesante para Blaise y Daphne?

Nada. Absolutamente nada. Lisa parecía estar coqueteando con dos Hufflepuff de séptimo.

— Me preguntaba qué la hace tan especial. Digo, mírenla, es una...

— Zorra.

— Estúpida —dijeron Pansy y Daphne al mismo tiempo.

— Lo que tiene de linda le falta en cerebro —agregó Daphne.

Draco las miraba con una mueca extraña.

— ¿Por qué están dándole importancia? —preguntó con desagrado.

Theodore miró a Lisa de reojo, a su grupo, y de nuevo a Lisa, riéndose por lo bajo.

— No creo que sea una estúpida —comentó captándoles la atención—. Acaba de lograr que esos sangre-sucia le subieran los baúles al expreso como si fueran dos esclavos mientras ella masca chicle y se lima las uñas. ¿A ustedes quién se los subirá?

Draco dio una carcajada. Y aunque le había ardido, Pansy también. Más no Daphne, que le devolvió una mirada de recelo a Lisa.

Lisa, en su propio mundo, levantó una de sus manos y la sacudió con gracia en dirección a ellos. Blaise tiró su cuerpo hacia atrás, extrañado, su corazón latía como loco, se había puesto nervioso. No podía saludarlo. Por qué lo saludaba. Daphne, una vez más, suspicaz ante la actitud de Blaise, miró por encima de su hombro. Lisa desfilaba por el andén contoneando sus caderas, lentamente, con una gran sonrisa y sus ojos puestos en alguien más. Ignorando a Blaise, pasó junto al grupo de las serpientes, con un sutil movimiento de cabello que los dejó empapados de su perfume de aroma dulce.

— Abran paso para la Ravenclaw que tiene el IQ de un Troll —se burló Pansy, aplaudiéndole.

Lisa giró su cabeza sin dejar de caminar, lanzándole una mirada de sobra mientras agregaba brillo labial al brillo labial que ya llevaba puesto. Ella se dirigía hacia Cormac McLaggen; el Gryffindor de último año la abrazó por la cintura, acercándola a él para darle un beso intenso pero corto en la mejilla.

Después de realizar la primera llamada oficial de partida, los jóvenes magos comenzaron a subir a los vagones y a apartarse los compartimientos del expreso a Hogwarts. 



𝓦𝓲𝓵𝓭𝓮𝓼𝓽 𝓛𝓲𝓮𝓼 》Theo Nott X Lisa Turpin | Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora