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Sábado, 1995

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Sábado, 1995

Al día siguiente, Harry se removió entre las sábanas, intentando ignorar la molesta voz de Ron que lo llamaba con insistencia.

—¡Harry, levántate ya! —exclamó su mejor amigo, zarandeándolo con impaciencia—. Si sigues durmiendo, Hermione nos va a matar.

El moreno gruñó, enterrando el rostro en la almohada.

—¡YA! —gritó con fastidio, frotándose los ojos—. Ya estoy despierto, Ron.

Ron, satisfecho, asintió y lo observó en silencio hasta asegurarse de que realmente se movía.

—Date prisa. Hermione está de mal humor —anunció mientras caminaba hacia la puerta del dormitorio—. Te esperamos abajo.

Harry apenas alcanzó a murmurar algo ininteligible antes de estirarse y obligarse a salir de la cama. A regañadientes, tomó sus cosas y se dirigió al baño para darse una ducha rápida. El agua caliente ayudó a despejar su mente, permitiéndole recordar que ese día tenían programada su salida a Hogsmeade.

Después de cambiarse con ropa abrigada para el clima otoñal, bajó por las escaleras en dirección a la sala común de Gryffindor, donde Ron y Hermione ya lo esperaban.

Mientras tanto, al otro lado del castillo, en las frías mazmorras de Slytherin, ocurría algo similar.

Sin embargo, en este caso, era un rubio impaciente el que intentaba sacar de la cama a sus dos mejores amigos.

Draco Malfoy, impecablemente vestido y peinándose frente a un espejo, resopló con exasperación al notar que Blaise y Theodore aún no mostraban señales de vida. Había tratado de despertarlos con palabras, empujones e incluso amenazas veladas, pero ninguno se movió ni un centímetro.

Harto de la situación, decidió tomar medidas drásticas.

—Aguamenti.

Primero fue Blaise quien, tras recibir un chorro de agua helada en el rostro, dejó escapar un grito que, en opinión de Draco, no sonó muy masculino.

Theo, en cambio, se quedó paralizado por unos segundos antes de reaccionar con furia.

—¡¿Se puede saber qué demonios te pasa, Malfoy?! —exclamó, empapado y tiritando, mientras intentaba alcanzar su varita para devolverle la jugada.

El rubio se limitó a encogerse de hombros con fingida inocencia.

—Simple. Ya casi es mediodía y ustedes siguen durmiendo como si no tuviéramos planes —respondió con obviedad—. Pansy ha venido como cuatro veces a buscarnos.

Blaise, todavía secándose el rostro con una toalla, le lanzó una mirada irritada.

—Podrías habernos despertado de otra manera, Draco.

𝘈𝘤𝘤𝘪𝘥𝘦𝘯𝘵𝘦 ✧ 𝘋𝘳𝘢𝘳𝘳𝘺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora