El invierno siempre parece remarcar cada sombra en las personas de las calles que suele recorrer Yoarashi cada noche sin falta. Pero nada podría compararse con la mirada tan gélida que había en los ojos de Shoto.
Historia de mi propiedad. Los person...
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El aire de sus pulmones salía en forma de una pequeña neblina fría con gracia frente a su rostro. El otoño estaba llegando a su fin, y el frío de este se volvía un triple de tedioso, dejándole el relevo al bendito invierno.
El invierno traía consigo muchos dolores de cabeza. Normalmente el sistema de Yoarashi no aguantaba un mínimo cambio en su temperatura antes de que empezara a reaccionar con alergias que no le dejaban en paz casi una semana completa en lo que podía acostumbrarse al clima.
Agregando que empezaba la temporada de exámenes finales en su universidad. Esa era la única época dónde incluso lamentaba el momento dónde pensó que inscribirse a la universidad era buena idea.
Amaba estudiar, sí. Odiaba el estrés que se acumulaba en su cabeza cada que llegaban estas fechas. Incluso su sentir se pasaba a la época navideña, que no tenía absolutamente la culpa de todo el enredo de su mente.
No obstante, aún le costaba sobrellevar la carga que eran sus sentires, deseos y pensamientos con sus veintiún años de vida; No era fácil, era cómo explorar un mar en su interior que a veces llegaba a ahogarlo. Y sus reacciones más comunes eran desesperarse en las profundidades, o simplemente estar quieto. No hacer nada.
Era mejor que pelear contra tí mismo. De cualquier forma, siempre volvía a la superficie.
–Yoarashi. –Sus ojos se quitaron finalmente de su teléfono con la pantalla encendida en una de sus redes sociales, y fueron a parar hasta su compañera de universidad y amiga. Esta le veía con una expresión curiosa y tranquila, una que automáticamente le hizo tocar la realidad con la yema de sus dedos y dejar de pensar en sí–. ¿Qué te sucede?
–No es nada. –Respondió la pregunta ajena con tranquilidad. Cómo si hace un momento casi no se perdía totalmente de su exterior–. Solamente pensaba en todo lo que venía para la otra semana. –Agregó mientras su garganta se aclaraba levemente. Camie solamente alzó una de sus cejas con levedad. Su amigo normalmente era una persona alegre, pensando en grande y con miles de ideas por segundo que le emocionaban de un momento a otro.
Verlo preocupado era algo inusual, incluso para el chico con el que menos convivía de su clase; Camie no lo juzgó en lo absoluto, y solamente con una sonrisa, le quitó su celular levemente bajo la mirada extrañada de Inasa.
–Vaya, ¿tan mal crees que está tu rendimiento?
–No es eso... Bueno, creo que sí. –Se corrigió levemente. Ni él mismo sabía que sucedía realmente. ¿Esto será solamente una visita de una ansiedad leve?
–Cielo santo, ni siquiera tú te entiendes, ¿esperas que yo lo haga? –El peso de sus palabras fué de broma. El contrario lo tomó tranquilamente de esa forma. Y cómo respuesta solamente bufó con una pequeña sonrisa mientras tomaba su celular nuevamente entre su mano. En el proceso, tomó levemente la pequeña mano ajena, y su calidez le hizo sonreír más suavemente.
