Necesitaba unos libros, y como era nuevo no tenía idea de donde estaba la biblioteca, además, los chicos de ese Instituto no se tomarían la molestia en ayudarle, mas bien solo lo ignorarían.
Y como era receso los profesores estaba descansando en la oficina de maestros, y sólo sabía donde estaba la dirección.
Caminaba por los pasillos, y pasaba sus manos por los casilleros.
De pronto, el sonido de unos pasos detrás de el provocaron que se detuviera, volteo lentamente, pero no había nada.
Confundido, pregunto con su dulce y temerosa voz.
- ¿Hay alguien allí? -
Pero el silencio abundó, y el ambiente se volvió mucho más denso.
Algo asustado, el castaño sólo retomó su camino.
Ya llegando a la dirección, tocó la puerta tres veces, pero nadie respondió.
Volvió a tocar, pero no había nadie.
De la nada, una voz masculina se hizo escuchar detrás de el.
- Es receso... Los de la dirección están en la cafetería. -
Alarmado, Sparta volteo con rapidez, encontrándose con la última persona que querría ver.
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Era el chico de ojos bicolor, color rosa y verde brillante, aquel castaño sólo mostró una mueca de desagrado y volvió a voltear.
"¿No piensas irte?"- Pregunto el mayor-
*No, esperaré, ya casi termina el receso*- Respondió sin mirar -
"Bien. Esperaré contigo."- Dijo coqueto y se acercó a el apoyándose por la pared al lado de la puerta -
*No_no es necesario... Vete*- Dijo con tono enojado -
"¡Oye, no eres el único que quiere preguntar algo!"- Respondió mirándolo de forma penetrante a lo que aquel castaño sólo dejo de hablar -
Paso un rato, Sparta sólo miro su reloj fijándose que faltaban 15 minutos para que el receso termine.
Sentado en el suelo se sacó los lentes que tenían el vidrio empañado y los limpio. El mayor volteo para ver lo que hacía, viendo sus dulces ojos color almendra ya que por esos lentes no se apreciaban bien.
"Que lindos ojos tienes."
*Gracias, pero no pedí tu opinión*- Respondió frío mientras seguía limpiando sus lentes -
"Si que eres maleducado mocoso."
*Te equivocas... Sólo lo soy con quien se lo merece... Y tu... ¡Sinceramente mereces que te den un puñetazo en la cara!*.
"¿¡Qué dices!?"
El mayor se acercó bruscamente a Sparta y lo tomo del buzo que traía.
"¡A mi no me respondes de esa manera! ¡De veras necesitas modales!. Yo puedo puedo enseñarte a respetar a tus mayores." - Dijo mientras se acercaba más a la boca del menor -
Sus respiraciones se juntaban, Sparta no sabía como reaccionar estaba inmóvil, hasta que de pronto el mayor sólo lo beso. Metiendo su lengua a lo más profundo que podía llegar dentro de la boca del castaño. Lo soltó y lo tomo de sus caderas acorralándolo a la pared mientras seguía besándolo.
De su boca bajo a su cuello y comenzó a lamerlo, Sparta estaba rojo, nunca había sentido esa sensación, se sentía muy bien.
El mayor comenzó a subir el buzo de Sparta quitándoselo, dejándolo en su musculosa negra, mientras besaba y mordía su cuello, hombros y brazos. Este gemía delicadamente lo que provocaba mas excitación a su contrario.
*Es_espera*- Dijo el castaño -
"¿Qué?".
*No_no podemos hacer esto ¡Estamos en medio del pasillo y ni siquiera se tu nombre!*.
"Que aguafiestas, no es necesario que sepas mi nombre y si quieres podemos ir a un lugar más privado"- Dijo mientras volvía a besar su cuello -
*¡En serio! ¡No! ¡B_basta!*
El mayor ignoraba a Sparta y seguía manoseándolo y besándolo, este trataba de salir de sus manos pero aún así el era más fuerte.
Para no ser visto, llevo a Sparta a la fuerza a un salón vacío y allí continuó lo que hacía, subió a Sparta a una mesa y prosiguió. Le sacó la musculosa al castaño y comenzó a juguetear con sus pezones, mientras los mordía, este empezó a retener sus gemidos, tapando su boca con sus manos.
El mayor comenzó a desvestirse sacándose su suéter rojo y la camisa que tenía debajo, mostrando un físico bastante formado, este tumbó a Sparta en la mesa acostándolo, mientras sostenía sus piernas, el menor asustado trato de gritar, pero el lo detuvo, sacó de su bolsillo un pedazo de tela que prosiguió a ponerlo en su boca para retener sus gritos.
Aquel bicolor se bajó el cierre del pantalón, apunto de sacar su miembro, pero justo en ese instante un chico entró por la puerta.
Era Agapito, aquel chico corrió hacia el mayor tumbándolo al suelo, el mayor aturdido miro como Aga se llevaba del salón a Sparta.
Aga comenzó a correr mientras que Sparta lo seguía, el bicolor sólo vio como se iban, decidió no esforzarse, diciéndose a si mismo que abría otra oportunidad, y que en ese momento... Nadie podría salvar a aquel adorable chico.
▪Con Aga y Sparta▪
Aga: ¿¡Estas Bien!?
Sparta: Y_yo.... En serio gracias Aga ¿Pero como sabías que estaba allí?.
