Parte-1

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Esta historia ocurre en un pequeño pueblo en un monte de Galicia hace mucho tiempo...

Érase una vez un chico pelinegro de, ojos amarillos, el niño nació, creció y se educó como uno más en el pueblito entre dos montañas, junto a sus dos figuras paternas, mamá y papá.

Él no se parecía en nada a su familia pero tenía su sangre, cuando a la edad de siete nació su hermano menor "Eizan", todo cambió para el pequeño Ivón...

Cuando Eizan su hermanito aprendió a caminar el primero en verlo fue sin duda su hermano, ya que su padre estaba en el bar como siempre y su querida madre estaba  planchando ropa  para los mozos, por su trabajo, eso hacía que siempre estuvieran muy unidos.

El  pequeñín  de ojos marrones y pelo rubio vivió mudo por lo que nunca pudo llegar a comprender perfectamente con sus padres ni con nadie en especial, solo con su hermano por su vínculo especial.

Crecieron y vivieron en su pequeña casa hasta que...

En el decimonoveno cumpleaños de Ivón, aprovecharon el jaleo que se traían entre manos sus parientes y se fugaron.

Los padres habían estado gritando y discutiendo últimamente más de lo habitual, lo que le dió a Ivón la voz de alarma fue el sonido del mechero de su padre en la habitación donde su madre planchaba.

Salieron por la ventana de Eizan corrieron, corrieron lo más rápido que pudieron huyendo al monte, donde en lo más alto llegaron a una cabaña, que el mejor amigo de Ivón que se había conseguido, descargaron las cosas en el suelo y se giraron viendo que, efectivamente, la casa en la  que se habían criado ardía en llamas.

Con un gran desahogo en la mirada de Ivón al haber podido salvar a su hermano, mientras que en el pequeño rostro del niño solo se alzaban a ver unas lágrimas de dolor, y sin poderse contener, abrazó a su hermano mayor y rompió a llorar desconsoladamente.

Ivón le agradeció aquello a su amigo y tal y como le había prometido días antes le entregó una bolsa de pan que había conseguido trabajando en un restaurante cercano.

Cuando este se alejó alzando la mano y despidiéndose de su amigo, Ivón comenzó a cantarle una canción a su hermanico, la cual, siempre hacía sentir mejor a Eizan cuando se entristecía, que decía algo así...

Curioso destino~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora