Carla peeters.
Todos los días solía levantarme a las 4:15 am, mi rutina diaria consistía en levantar, cepillarse los dientes, salir hacer deporte y regresar a casa, bañarme e irme al trabajo donde saldría a comer a eso de las 12:50, no me alimentaba bien no me parecia necesario tener una alimentación adecuada, al fin y al cabo algún día será el fin de cada uno de nosotros.
—Buenos días Carla— todas las personas que trabajaban comingo mencionaban mientras ingresaban a el super.
—Buenos días compañeros ¿Listos para un nuevo e increíble día de trabajo?— reía sarcásticamente mientras les saludaba y abría las instalaciones de aquel inmenso lugar.
No odiaba mi trabajo solo me parecía aburrido y agotador, aunque muchas veces quería dejarlo todo tirado, ser la administradora de aquel super no era una tarea facil y mucho menos cuando debes estar pendiente de todo lo que entra y sale del lugar.
—Señorita— mencionó un señor mientras tocaba mi hombro.
—Dígame ¿en que le puedo colaborar?— respondí con un gesto amigable
—¿Quisiera saber si en este lugar puedo encontrar a una Joven de apellido Peeters?— pronunció mientras miraba a todos a su alrededor.
—Si señor ¿para que sería?— afirme un poco confusa, nunca nadie había preguntado por mi.
—¿enserió? ¡por fin!— Dio unos pequeños saltitos de felicidad se notaba en su rostro.
— Señorita peeters mucho gusto, mi nombre es Alonso soy un profesional en leyes— entendió la mano para darme un saludo
—mucho gusto señor Alonso ¿en que le puedo colaborar?— le dije mientras le daba la espalda para empezar a pasar la lista de las personas que estaban laborando.
—estuve platicando con su padre señorita Car...—
—¿Qué cosa?¿Que paso?— pregunte confundida y cortando las palabras de aquel señor.—El me ha dicho que usted mantiene metida en líos— menciono mientras agarraba un paquete de golosinas.
—¿acaso a el le importa eso?— grite mientras tras aceleraba mi paso.
—quizás si le importa, señorita— menciono esperando una respuesta de mi parte.
No me atrevía a decir nada, habia un silencio muy incómodo entre aquella persona que estaba atrás de mi y yo.
—¿no le gustaría solucionarlos todos?— decidió romper el silencio.
—no, no me gustaría señor, por favor retírese que no me esta dejando trabajar.
— Carla sin embargo aquí le dejare mi tarjeta con mi número telefónico—decía mientras me pasaba una tarjeta mientras daba una pequeña sonrisa.
—okay, hasta nunca— mencioné sarcásticamente.
Después de que terminará mi conversación con aquel señor, mi teléfono no tardo en sonar, decidí ignorarlo y apagar el dispositivo.
*después de 5 horas de trabajo*
—Salgan almorzar, no lleguen tarde— grite asustando a la persona que estaba a mi lado.
Mientras cerraba aquel lugar para irme almorzar llego una chica de tez clara. Mi mente no dudo en comenzar a decir lo preciosa y encantadora que era, su sonrisa era divina, se le marcaban dos hoyuelos muy tiernos y su miraba se achinaba mientras sonreía ¿acaso era un sueño?
—Hola, buenas tardes
—Buenas tardes señorita ¿en que te puedo ayudar?— le respondí de manera amable.
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¿Existe la vida después de la muerte?
Teen FictionApesar de que ambas se conocieron muy tarde, su amor era tan intenso que prometieron volver a encontrarse y amarse si había una vida después de la muerte. Un amor por la eternidad.