8. "Es un idiota"

994 78 12
                                    

Hoy nos levantamos a las nueve de la mañana, desayunamos y luego nos alistamos para encontrarnos con el Sr. Miyagi.

Daniel me contó lo que pasó con esas bestias. Al parecer a Daniel no le bastó con mi venganza, ya que decidió mojar con una manguera a el rubio teñido, destruyendo el cigarro de marihuana que, según Daniel, tenía.

Así que era obvio que iban a perseguirlo hasta hacerlo defecar los órganos.

Con razón estaban vestidos de calaveras, si les encanta invocar a la muerte a esos locos.

Idiotas.

Pero lo bueno es que llegó el Sr. Miyagi a rescatarnos y me dijo Daniel que les dió una paliza. —Me reí internamente—, me encantaría haber visto sus caras.

Eran las diez, Daniel y yo caminamos hacia el Sr. Miyagi, quien nos esperaba afuera con una camioneta.

—Buenos días, Sr. Miyagi —dijimos felices de verlo y bastante adoloridos, Daniel estaba todo golpeado y con vendajes.

—Oh, buenos días, chicos. ¿Cómo se sienten hoy? —se acercó a nosotros sonriente.

—A mí me duele todo el cuerpo —respondí estirando la espalda. Aún me dolía un poco el estómago.

—Ya somos dos —me siguió Daniel con una pequeña risa, a lo cuál el Sr. Miyagi también rió.

—¿Alguno saber conducir? —el Sr. Miyagi señaló la camioneta.

Negué con la cabeza. Nunca me había interesado aprender a conducir.

—Ella no, pero yo, de hecho sí —respondió Daniel feliz mientras nos subíamos a la camioneta.

El Sr. Miyagi le ofreció las llaves a mi hermano.

—No, no soy muy bueno, Sr Miyagi —dijo Daniel algo decepcionado. Los dos sabemos que él si quería conducir.

—Yo tampoco —dijo el hombre gracioso mientras intentaba subir a la camioneta.

—No tiene permiso —agregué sonriente.

—Yo tampoco —el Sr. Miyagi cerró la puerta.

—Entonces, supongo que está bien —sonrió Daniel feliz y encendió el motor.

—Antes de irnos, ¿Podríamos recoger a una amiga?. Es que ella dijo que me acompañaría —pregunté un poco vergonzosa.

Le conté a Megan por el teléfono de línea lo que pasó y ella dijo que quería acompañarme, así que, aquí estamos.

—Claro —sonrió el Sr. Miyagi—, Daniel San conduce.

Daniel arrancó.

Mala idea.

La camioneta avanzaba y frenaba, avanzaba y frenaba, avanzaba y frenaba. No sé si es porque Daniel tiene miedo, no sabe conducir, o la camioneta sufre de esquizofrenia y se olvidó como andar.

[...]

—¡Haits! —decía el sensei caminando entre los chicos. No sé si solo son sus facciones pero siempre parece que está enojado.

—¡Matar! —repetían una y otra vez ellos mientras golpeaban hacia adelante.

Ya habíamos llegado al dojo de karate de los "Cobra Kai".

Ooh, a eso se refería Ali en la fiesta de la playa. Al dojo, claro.

Megan y yo estábamos ahí paradas observando lo que hacían estos desperdicios de oxígeno. A un lado de nosotras estaban parados Daniel y el Sr. Miyagi.

in two wheels ; johnny lawrenceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora