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[Capítulo único]

El motor estaba en reposo siendo su vibración lo único que escuchaban, luego el de sus zapatos al bajarse de la moto. El ruido del motor se detuvo por completo, Inupi también bajó y procedió buscar la llave para abrir la puerta y volteó a ver a Koko.

—¿No vas a decir nada?— Le preguntó mientras giraba la llave, Koko sólo resopló con sus brazos cruzados. La puerta se abrió pero siguió viéndolo esperando una respuesta.

—Sí, gracias...—respondió a secas y procedió a entrar a la tienda mientras exhalaba de cansancio.

Era en momentos como esos en que su orgullo le podía más, esa noche Inui, ay Inupi, lo había salvado de ser atrapado mientras huía de un robo que terminó mal cuando casualmente estaba pasando por ahí, mañana se encargaría de ver qué pasó con los otros niños que estaban ahí, pero no podía importarle menos realmente. Inupi entró al final y cerró la puerta detrás de sí, mientras se sacaba el casco y lo dejaba donde siempre. Algo pasó por su mente cuando desde lejos vio, y escuchó, cómo Koko se estiraba y exhalaba cansado, pero decidió ignorar eso, él siempre hacía eso cuando se estiraba.

—¿Sabes?, fue muy conveniente que hayas pasado por ahí.

Inupi sólo asintió junto con un "hmm" mientras sacaba un par de refrescos de la nevera.

—Sólo tengo de manzana, ¿está bien?— Koko respondió con un "ajá" y le pasó la botella. Mientras abría la botella no dejaba de mirarlo con una expresión seria.

—¿Qué hacías allá...?— Preguntó Inupi.

—Bueno... ¿Y qué hacías allá?— Le devolvió la pregunta poniéndose a la defensiva.

—Si tu ya sabías que Shinichiro-kun y yo solíamos pasar por ahí en la noche. — Este "solíamos" no incluía a Koko por supuesto.

—¿Aún? — Tomó un trago. Inupi asintió. Andar en moto por las noches es un hábito que se le había quedado. — Te voy a preguntar algo.

— Ajá.

— ¿Nunca te has puesto a pensar si... — Le hizo una seña para que se acercase y continuó en voz baja. — ... él está aquí? — Inupi borró su expresión relajada de su rostro, casi ahogándose con su bebida, y Koko se dio cuenta que probablemente no debería haber dicho eso.

— En serio...— Intentó decir mientras tosía. — En serio tenías que decir eso.

Inupi tomó un respiro y se sentó recuperando su respiración, en cuanto se compuso se empezó a reír.

— Sí, sí lo he visto, me cuida el lugar mientras no estoy y hasta me jala las sábanas cuando me quedo a dormir aquí.

Entonces no fue tan malo, ok.

—Aparte, — prosiguió. — Tampoco es la primera vez que te quedas aquí, ¿por qué ahora sí te preocupas por eso?

—No sé, apenas, se me ocurrió.

—Te toca a ti poner la cama entonces, si no, le diré a Shinichiro-kun que te de pesadillas.

En realidad Koko no creía que el espíritu de Sano estuviese rondando en la tienda y si lo estuviera tampoco creía que lo fuese a molestar, hasta donde lo recuerda, de lo poco que lo recuerda, nunca habría sido del tipo de volverse un espíritu vengativo y, aparte, con lo bien que trataba a Inupi lo de la sábana era definitivamente broma y nada más que eso... vamos Hajime por favor acomoda la cama que estás cansado y ya estás apendejandote y seguramente Inupi también quiere dormir .

Sólo extendió el futón en el piso, lo que de hecho era lo único que tenía que hacer, tiró las almohadas del sofá, se quitó el abrigo y se tiró al piso diciéndole "listo", luego sintió un peso encima que le había caído en la espalda. Se volteó para acomodar a Inupi del otro lado, "idiota, ni siquiera apagaste la luz", y se levantó para apagarla. Cuando regresó y se volvió a meter al futón se preguntó si realmente éste ya se había dormido.

—Ey...—susurró. Estuviese dormido de verdad o no, podía admitir que era un poco más fácil hablarle cuando no lo estaba viendo. Su rubio pelo le estaba empezando a crecer lo suficiente para empezar a tapar su frente, lo despejó de su cara con cuidado y le dio un beso rápido en la frente. —Ya enserio, gracias por sacarme de ahí. — Y volvió a cubrir su frente para dejarla como si nunca la hubiese tocado.

—Ya te he dicho que puedo enseñarte a andar en moto. — Respondió suavemente con sus ojos cerrados con una ligera sonrisa. Inupi asustó a Koko más de lo que haber visto al fantasma de Sano lo hubiera hecho.

—Mierda Inupi, no me asustes así. — Lo regañó mientras el otro se reía.

—Ya, ahora sí me duermo. — Dejó de reírse y volvió a la expresión serena que tenía antes. Koko se quedó viendo al techo mientras se cubría la cara con la mano, si volteaba a su lado tendría el rostro de Inupi al lado y ya tuvo suficiente por el momento. ¿O no?

Le echó una miradita rápida de reojo, el rubio seguía respirando tranquilo, como si no tuviera idea del conflicto interno que le estaba causando a Koko en ese momento, ¿qué tan egoísta sería de su parte pedirle que no se duerma aún? Decidió probar su suerte.

Con cuidado se volteó para quedar frente a él. Quedó demasiado cerca. Podía sentir su respiración hacerle cosquillas en su rostro, también sintió como esa respiración se detuvo por un segundo, estaba más que claro que ese chico no estaba dormido. Su mano se acercó a su mejilla y la acarició suavemente, conforme avanzaba podía sentir cómo cambiaba la textura de su piel en su herida, acarició sus párpados y sus pestañas para luego bajar un tanto su mano y rozar su labio con su pulgar, Inupi abrió la boca y exhaló, era más que obvio que pedía más sin decir nada y decidió ser bueno con él y se lo dio, le dio un beso y le dio otro y otro y otro.

Lento y poco a poco se fue acomodando encima de él e Inupi lo traía cada vez más cerca como si el espacio entre ellos no fuese lo suficientemente corto, nadie decía nada pero eso estaba bien porque siempre que alguien dice algo se arruina todo, deberían quedarse así, en silencio y estaría todo perfecto.

Pero no fue así.

Mientras las manos de Koko bajaban sobre su cuerpo e intentaban deshacerse de la ropa de Inupi, éste lo detuvo y separó sus labios de los del otro.

— Te he escuchado antes, — múltiples ocasiones de hecho . Dio un respiro porque lo que seguía iba a ser difícil de decir. — Antes de seguir dime que estás pensando sólamente en mi.

Si fueran otras personas, si hubiesen vivido otras vidas o si simplemente fueran otras circunstancias y nunca hubiesen hecho algunas cosas que hicieron escuchar eso lo estremecería de una forma diferente, en este momento sintió miedo, el miedo a decir algo malo y perderlo.

Pero claro que sí, todo esto es por ti, para ti, tú estás aquí, si pienso en alguien en este momento sólo podrías ser tú...

Y aún así con esas palabras en la boca lo más prudente que pudo hacer fue guardar silencio y volver a su lugar original, ahora los dos dándose la espalda. Ah, ¿por qué esté era uno de esos días en que todo es tan difícil? Finalmente durmieron sin decirse nada más.

La mañana siguiente Inupi yacía solo en la tienda, al lado de él había una caja de zapatos que decía "para Inupi", era esa su forma de pedir perdón.

was it something i said...? [Oneshot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora